martes, 26 de mayo de 2015

Kioto: de filósofos, ratones y tanukis...

Mi amiga Neus me da una buena noticia: se va este Verano al Japón: si de mi dependiese, os mandaría a todos, disfruté tanto... le prometo colgar más crónicas japonesas es este Blog...


El  Camino o Paseo del Filósofo -llamado así por el Profesor Nishida, que gustaba de pasear por él -nace a las puertas del Templo del Pabellón de Plata, el Ginkaju:  el Pabellón es un pequeño edificio bellísimo, armonioso, perfectamente integrado en su entorno… pero, desde luego, no es de plata: debía haber estado recubierto de plata pero, al parecer, se quedaron sin presupuesto; consuela ver que a los japoneses también les pasan esas cosas. Lo rodea uno de esos jardines japoneses, perfecta combinación de vegetación y roca, que nunca sabes si es Naturaleza o hábil recreación de la Naturaleza. En su casa de té probamos el Macha, un té verde en polvo que se disuelve en el tazón con una especie de brocha de afeitar, junto con unos riquísimos dulces, que recuerdan en algo a nuestros polvorones.




Discurre el camino junto a un canal, bajo una cúpula de árboles, casi todos cerezos: debe ser maravilloso recorrerlo  en Primavera, cuando estén todos en flor, o bien entrado el Otoño, con las hojas rojas y doradas… en éste Septiembre, cálido y lluvioso, también tiene su gracia, profundamente verde. Plenamente ambientados -segundo día en Japón, que ya es..- Blanca  adopta posturitas de “japo" cuando la fotografío.




Se abren al camino diversos templos sintoístas; se puede entrar a curiosear, y nos llama la atención uno donde la mayoría de los exvotos son ratones; incluso vemos un Mickey Mouse… el amable monje que nos vende los exvotos nos aclara el porqué, en un Inglés bastante comprensible: “Los ratones son el camino hacia Dios”… primera noticia, os lo juro: a partir de ahora, cuando encuentre cagaditas en nuestra casa de Boltaña, me lo tomaré de otra manera…





Pero no son sólo los ratones los bichos que nos acompañan: también están los tanukis. El “tanuki”, traducido como “perro mapache”, es, en realidad, un pariente próximo del zorro, que se está expandiendo por Asia continental y, al parecer, llega ya a la Europa oriental; pero es, además, un personaje importante del folklore japonés, donde el tanuki, glotón, perezoso y bromista, se aparece en los cuentos a los humanos para tomarles el pelo, gastándoles bromas pesadas. Destaca el tanuki por el descomunal tamaño de sus testículos, fenómeno que los japoneses asocian a la buena suerte y el éxito económico; se dice que tiene “Bolas de oro”, e incluso hay canciones infantiles sobre las pelotas del tanuky: ocupa el nicho ecológico de nuestros enanitos de jardín, y preside la entrada de muchas casa, así como de restaurantes y tiendas, porque favorece el negocio… se le representa con un sombrero de paja -tambien lo vi con una concha de tortuga- para protegerse del Sol y de la lluvia, dos elementos que odian los japoneses, y, a veces, lleva también una botella de sake y un libro de contabilidad, por el asunto de los negocios… si aquí tuviesemos tanukis, llevarían DOS libros de contabilidad…



Desde el Paseo, por estrechas calles empinadas, puedes bajar hacia Gion y Ponto-cho, otros de los lugares claves de Kioto: pero dajamos esa historia para otro día…

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