martes, 17 de septiembre de 2019

Pasaje a la India

Ahora sí que parece que nos vamos...




Yendo todo bien, mañana, a estas horas, vía Amsterdam, estaremos ya camino de la India: un viaje relativamente inesperado: no figuraba entre mis destinos favoritos, ni entre los de Blanca, aunque es mucho menos selectiva que yo, iría a todas partes, ni coincidía en nada con mis preferencias habituales -países limpitos y ordenados- y lo elegí, curiosamente, yo, por una especie de sentimiento de justicia: no tenía sentido no conocer, teniendo la posibilidad, el segundo país más poblado de la Tierra -pronto adelantará a China que, con su política de restricción de la natalidad conejil, se han pasado de frenada- , uno de los de más rápido crecimiento económico -muchos años por encima del 7%, poca broma-, que parece que ha superado los clichés de hambrunas periódicas -exporta alimentos-, aunque un aterrador porcentaje de su población siga por muy debajo del umbral de la pobreza, e incluso se ha permitido, hace pocos días, el lujazo de perder el contacto con su primera sonda lunar, y era una pena ver el centro de control de su NASA india, las señoras con sari, los caballeros con chalequito de mercadillo, llorando a moco tendido ante una desgracia tecnológica que pocos países están en condiciones de padecer.

No hay muchos indios en Barcelona, más bien diría que hay pocos, mientras que sus vecinos y archienemigos pakistaníes parece que se han venido todos, a regentar colmados 24/365 y a subir a las casas de expectantes señoras mal atendidas pesadas bombonas de butano... mis primeros indios .y, durante muchos años, los únicos- eran los propietarios de una tienda en plena Vía Laietana, de material electrónico y relojes, de la que he sido cliente regular, y aún visito de vez en cuando: el jóven -es un decir- es un chico de mi edad, moreno pero nada exótico, que habla Castellano y Catalán con absoluta fluidez, pero le acompañaba -hace tiempo que no lo veo, me temo lo peor- su padre, supongo, un señor mayor, de canoso bigote rematado en punta, silencioso, que todas las mañanas, antes de abrir, regaba el suelo de la tienda con el contenido de una pequeña vasija de cobre: muy poco riego para ser cuestión higiénica, más bien me parecía una "Puja", un acto religioso destinado a mantener fuera los malos espíritus, o los descuideros, o, simplemente, a implorar la protección divina -tienen donde escoger- para la cuenta de resultados del negocio, a saber... la tienda, como os digo, sigue ahí, ha sobrevivido a los astronómicos incrementos de alquileres comerciales en el centro de Barcelona, de donde se deduce que la "Puja" ha resultado tremendamente efectiva: de todas maneras, y hace ya muchos años, abrieron una segunda línea de negocio, y ahora los relojes Casio y las chorradicas para ordenadores comparten escaparates con la variadísima imaginería religiosa hindú, que gana por goleada a la nuestra -que tampoco es manca-, y entre la que destaca ese dios con cabeza de simpático elefantito que, por lo que me dicen, surte efectos parecidos al gato de la patita de chinos y japos o, si a eso vamos, a nuestro San Pancracio...

Eso es lo que espero encontrar en la India, un cruce desconcertante entre una Economía donde las Tecnologías de la Información y la Comunicación ocupan a una parte importante de su fuerza de trabajo -instruídos, anglófonos, que copan los centros de investigación científicos en los Estados Unidos, no hay más que ver al Rajesh de "The big bang theory", mi serie de cabecera- pero donde el estiércol de vaca sigue siendo la principal fuente de energía en las zonas rurales; esa mezcla de tradición e innovación, corregida y aumentada hasta el extremo, que tanto me llamó la atención en Japón... porque claro que también se da aquí, y un sevillano puede trabajar en el diseño del Airbus y, en Semana Santa, hacer de costalero en un "Paso", pero estamos hablando de una tradición a años luz de la que, por así decirlo, hemos "mamado"...

De todas maneras, y aunque es difícil desprenderse de los que llevas leído -y de los videos que llevas vistos en youtube-, intento ir sin demasiados prejuicios, aunque cargue en mi equipaje con un agorero desinfectante de manos, probióticos y suero en polvo, porque, si algo debe ser un viaje, es un ejercicio de apertura mental, un viaje interior mediante el cual metabolizas el nuevo y desconocido exterior que te rodea y que, si no te hace más sabio, por lo menos sí más "enterao"... un poco de olor a mierda no te va a estropear el placer de contemplar algunas de las obras de arte más bellas que ha sabido dejar tras de sí la Humanidad que nos ha precedido, y si pillas una diarrea, pues bueno, la última la pillé en Cap Breton, en plena Costa Vasca francesa, a pocos kilómetros de donde se reunía el G7,  así que...

domingo, 15 de septiembre de 2019

De idiosincrasias raciales...

Finalizada la hercúlea tarea de leer la última novela de Domingo Villar, " El último barco"...


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..y no porque la novela sea de difícil, lectura, todo lo contrario, sino por su volumen físico, más de 700 páginas, jugando en la categoría de cosas como "Guerra y Paz"... probad a mantener un libro así con los brazos extendidos, mientras estás tumbado tomando el sol en la Gorga, ya me diréis...

Las nuevas aventuras del inspector Leo Caldas, adscrito a la comisaría de Vigo, nos enganchan desde el primer momento, hasta llegar al último giro argumental que -como todos los giros argumentales- no deja de resultar un punto forzado, pero, bien mirado,  así es la vida, nada que objetar, buena novela, leedla... pero, al igual que en sus obras anteriores, junto al Sherlock galaico juega un papel destacado su Watson aragonés, Estévez, caracterizado por ser -¿lo podríais imaginar?- bruto, pero noble...

Estando donde estoy, comprenderéis que ande uno hasta el pirulo de la boina de estereotipos étnicos, habida cuenta de que, a lo largo de la vida, ha conocido uno canarios nerviosos, andaluces sosos -uno de los tíos más sosos que he conocido es andaluz, no daré nombres...-, madrileños emprendedores, catalanes con alma de nardo, vascos pusilánimes y frugales, sorianos pródigos.... bueno, eso último, la verdad es que no, pero seguro que deben existir... ese prototipo aragonés "brutico, pero noble", sacaba de sus casillas a mi maestro, don Sebastián Martín-Retortillo... "¡cuando lo que nos ha caracterizado a los aragoneses ha sido siempre nuestra finura jurídica!" me decía a mí, que soy mestizo, él, de padre salmantino...

Dicho esto, y, partiendo de la base de que, bien mirado mi carácter puede aproximarse bastante más al del galaico Caldas que al del aragonés Estévez -por cierto, ¡qué apellido tan poco aragonés, y tan gallego...!- reflexiono sobre el asunto, y me vienen a la memoria historias vividas que, una vez más, y dicho en Gallego, vendrían a confirmar que, haberlas, hailas...

Recorría yo las tierras de Monforte de Lemos, en una campaña de promoción cooperativa, con la intención de explicar a los labradores y ganaderos las ventajas de la asociación: iba conmigo un compañero zaragozano, no excesivamente alejado del tópico, es este caso... nos dirigíamos a un pequeño grupo de ganaderos de una aldea cuando mi amigo, apuntando teatralmente a uno de los asistentes, le largó: "Por ejemplo, ¿usted, cuantas vacas tiene...?"

La reacción del paisano fue similar a la que habría experimentado si le hubiesen preguntado con cuantas señoras había puesto los cuernos -hablando de vacas- a su señora, y con cuantos señores se los había puesto ella a él: enrojeció hasta la raíz del abundante cabello, y comenzó a balbucear... "Eso depende muito, algunas casas teñen oito, outras doce..."

"¿Usted, usted, cuántas tiene usted...?" insistia mi compañero, insensible a los codazos que le estaba dando yo en pleno hígado...

"Unos años se teñen más, outros, menos, según..."

"¿Hoy, por ejemplo hoy, cuántas tiene...?" insistía el imprudente, mientras yo intentaba esconderme debajo de la mesa...

"¿Falamos de vacas...? ¿falamos tambén de terneras...? .¿el toro...?" se defendía, ya contra las cuerdas el paisano, ante el silencio horrorizado de sus vecinos, que temían que, luego, les tocase el turno a ellos...

Vamos, que no hubo manera... me costó Dios y ayuda levantar un poco el tono de la sesión y poder salir de allí con cierta dignidad... de todas maneras, creo que el resultado hubiese sido el mismo en cualquier territorio de nuestro mundo rural, con la no pequeña diferencia de que, en algunos sitios, lo hubiesen mandado a tomar por donde rezuman los cántaros, y allí el episodio se desarrolló con una exquisita cortesía...

Aún traumatizados por la experiencia, nos dirigíamos a otro pueblo de la comarca, cuando recogimos a dos chicas que hacían "auto-stop": resultaron ser dos enfermeras del Clínico de Barcelona, una de ellas gallega, la otra ni más ni menos que de Monzón, lo que son las cosas... empezamos a hablar y, como no podía ser menos, salió el tema: no era posible arrancar a un gallego una respuesta concreta, decía mi mosqueado amigo: prejuicios, estereotipos, historias antiguas, respondía la gallega... "¡Tú no te das cuenta, pero es verdad!", remachaba el clavo la de Monzón, yo dudaba...

Estábamos entrando ya en el pueblo de destino... fue nuestra pasajera gallega la que se dirigió a un paisano, en la puerta de un bar... "Por favor, ¿por dónde se va al Sindicato...?"

"¡Oh, estará cerrado...!" fue la respuesta del ciudadano...

No pudimos evitarlo; ante su perplejidad, soltamos los cuatro una sonora carcajada...








martes, 30 de julio de 2019

¡Ya tenemos visados...!

Mis muy especiales relaciones con el papeleo burocrático...









Puede resultar sorprendente que una persona como yo, que ha sido funcionario toda su vida, odie profundamente cualquier tipo de trámite burocrático: entendámonos: los trámites por escrito y, muy especialmente, los on-line: si se trata de hablar, hasta ahora no he tenido grandes problemas de relación personal, siempre hay alguna posibilidad de ponerse de acuerdo, y si es que no, encima me convencen... pero esas interacciones impersonales con un formulario me ponen muy, muy nervioso, hasta el punto de que mi cardiólogo debería prohibírmelas, y no sabe el hombre lo agadecido que le quedaría.

Y no lo achaco a la profunda irracionalidad de algunas de las preguntas, no: el problema, bien lo sé, está en mí: hay algo que me repugna profundamente en las preguntas binarias, en las respuestas limitadas a tres o cuatro posibilidades cerradas; a pocas cosas en mi vida he podido contestar con un"sí" o un "no" rotundos, y muchas veces después -y cuando digo después pueden ser segundos después- me he arrepentido; no soy binario, lo siento, me gusta el matiz, el "si, pero...", el "aunque, bien mirado...", y así no se va a ningún sitio con un formulario delante; bien a mi pesar lo he comprobado, la de veces que he tenido que corregir, tachar o, mejor aún, romper el formulario y pedir uno nuevo.... creo que mi record está en un avión de Lufthansa, en vuelo hacia Nueva York; agoté todos los formularios en Castellano para la autorización de entrada en los Estados Unidos -la famosa ASTA-, y tuve que acabar rellenando uno en Alemán; y eso que me contuve ante la famosa pregunta sobre si era mi intención asesinar al Presidente de los Estados Unidos: en aquel entonces acababa de llegar a la Presidencia mi querido Barak Obama, y estuve valorando contestar: "A éste, justamente, no...", hasta que recapacité sobre el presumiblemente limitado sentido del humor de los funcionarios de Emigración que, además, deben ser republicanos de colmillo retorcido.

Por eso, el espacio Schengen me ha hecho un hombre... poder recorrer casi toda Europa con el mismo DNI con que te identificas como cliente de Caprabo, sin tener que escribir ni una línea en ningún jodido formulario, ni soportar la mirada inquisidora de ningún servidor público suspicaz es un placer que no podéis entender los que no habéis vivido la humillación de ver a un gendarme revolviendo tus escasas pertenencias a la recherche no de drogas ni de armas, sino de chorizo... recuerdo con qué satisfacción saltaba el verano pasado de Alemania a Suiza y de Suiza a Alemania sin recibir las ráfagas de MG42 que se llevaba el pobre Steve McQuinn por hacer exactamente los mismo en "La gran evasión"... pero, claro, no todo el Mundo es tan asequible, y aún quedan países que, como ciertas discotecas, tienen la "puerta dura", y suerte que no te preguntan, a la hora de entrar en ellos, si llevas calcetines blancos...

Hace días superé con un éxito inesperado el trámite de petición de visado para nuestro próximo viaje a la India: hay que decir, en su favor, que el procedimiento on-line está bastante bien diseñado -se nota que la programación informática, junto con la incineración de cadáveres, figura entre las mayores habilidades de su población- y no es menos cierto que la pregunta clave, por activa y por pasiva, era "¿Es usted pakistaní?", una de las pocas cosas a las que puedo responder, creo, con un rotundo "no", especialmente porque, en el momento de mi concepción, aún no había llegado a nuestros hogares el gas butano.

Sin embargo, pese a que las respuestas no ofrecían especial dificultad, no dejaba de sorprenderme el interés por los nombres de mis padres y su lugar de nacimiento, ni que, en el caso de mi padre, no me dejasen escribir la "ñ" de Boltaña, diciendo que no era un caracter alfabético, vaya cojones tienen, con el alfabeto que gastan ellos... también preguntaban si tenía yo alguna característica física especial, cosa que me hizo dudar algunos momentos... ¿tendría sentido añadir "Singularmente apuesto", con la intención de impresionar favorablemente a alguna estrella -femenina- de Bollywood...?, lo dejé correr, con un soso "none", y agradecí que hubiesen omitido una de las más problemáticas: "Tamaño del Lingam"

Llegando a un punto, mentí como un bellaco: "Pertenencia a organizaciones militares o paramilitares".... en un país de orgullosos lanceros bengalíes, fieros gurkhas, insurrectos cipayos... me pareció fuera de lugar alardear de mi modesta condición de cabo de ordenadores en la Jefatura de Automovilismo de la Quinta Región Militar; otro "none", aún a riesgo de que descubriesen mi superchería... ¿cuál podría ser el castigo, obligarme a hacer la "mili" allí...? poco probable...

El género, afortunadamente, no me creó grandes problemas: se abría un desplegable con tres opciones: Masculino, femenino y transgénero. Me sorprendió que, en éste último caso, no hubiese una nueva pregunta, mejor dicho, dos: "género originario" y "género actual", o incluso una tercera_ "¿Tiene previsto nuevo/os cambio/s de género...?" Tanta curiosidad para unas cosas, y tan pocas para otras: ni soy mujer, ni transgénero, por exclusión debo ver varón: pues eso, "male"...

No creáis, mis dudas crecían incluso ante las preguntas presumiblemente más inocentes: "Estado civil"... ¿Qué contestar, si creo que los tengo todos...? Nacido soltero, contraje Matrimonio ante la Santa Madre Iglesia, me divorcié -no una, sino dos veces, de la misma persona, caso poco frecuente-, recuperando mi soltería a los ojos de los Hombres -pero no a los de Dios-, el desgraciado fallecimiento de mi ex-esposa me transformó en viudo ante los ojos de Dios -pero no ante los de los Hombres-, y llevo más de treinta años de feliz convivencia con una señora sin más requisito burocrático que un acta notarial, bastante reciente... en éste caso agradecí que la respuesta fuese binaria: también se abría un desplegable: "single" o "married": "married" no estoy, luego "single"... temía que se abriese un nuevo desplegable: "¿Single pakistaní? si/no", pero no... siguiente pregunta...

Venía luego la página de las preguntas francamente incómodas; procesado por crímenes, tráfico de drogas, de armas, pederastia, trata de blancas... las instrucciones de la agencia de viajes decian: "Contestad "no" a todas"... gracias por el consejo, especialmente porque, según el formulario "Si la respuesta es "si", dé detalles..." ¿Detalles de qué drogas pasaba, cuántas armas y de qué calibre, edad de las "blancas" comercializadas...? ¿Puede hablarse de "trata de blancas" en un país donde muchas de las potenciales víctimas no lo son...? repasé mis muchas y variadas culpas, ninguna de ellas figuraba en el cuestionario, "no" a todas, y adelante...

Así, entre dudas y sudores, completé el cuestionario, lo envié, y ví con honda satisfacción como, al cabo de pocas horas, recibía un e-mail comunicándome que mi visado estaba "granted", es decir, concedido... sinceramente, esperaba que tardasen un poco más, que los Servicios Secretos abriesen un expediente, examinasen con detenimiento mis respuestas, las comprobasen, y emitiesen un detallado informe... "Ha mentido, llegó a cabo, pero, bueno, ya no está ni en la Reserva... y, definitivamente, no es pakistaní... por diez días, poco mal puede hacer... que pase...": dudo que les diese tiempo... sólo me resta agradecerles que accedan a compartir conmigo su curry y me dejen disfrutar de las maravillas de su país; Namaste, chatos...


viernes, 28 de junio de 2019

Cuestiones iuscivilistas en materia de obras publicas hidráulicas

Prometí a un amigo que le contaría una historia directamente relacionada con el Notariado... ahí va...



Corrían los años cuarenta del pasado siglo... un vecino y buen amigo de mis padres, acabada su carrera de ingeniero, había encontrado trabajo en unas obras hidráulicas en uno de nuestros ríos pirenáicos... llegaba una mañana a su despacho, cuando, visiblemente alterado, le cortó el paso el capataz... "¡Don Ramón, Pepe y Manolo están en el cuartelillo, los acusan de haber agredido al Señor Notario!"

Las obras públicas, en aquellos tiempos intensivos en mano de obra, movían un gran número de trabajadores, procedentes de todos los rincones de España... muchos de ellos, antiguos combatientes republicanos, procedentes de los batallones de trabajo forzoso, todos o casi todos desarraigados... Pepe y Manolo, amigos y compañeros de fatigas, compartían el "chabolo", el mínimo espacio de la gran nave colectiva, donde mantas colgando de cuerdas, cartones y tablones descartados de la obra, ofrecían un mínimo de intimidad.

Pepe, con muchos esfuerzos, ahorrando de sus magros jornales, había conseguido traerse a su mujer, María, que compartía así con ellos el chabolo: eso abrió una nueva ventana de oportunidad a Manolo... "Digo yo, que ya que María te hace la comida, podría hacerme también la mía, ¿no...?" "Bien mirado, si lava y cose tu ropa, podría también yo dejarle un par de cosillas, ¿verdad...?"

Y lo que tenía que pasar, pasó: una tarde, al salir antes de su turno, sorprendió Pepe en la cama a María y Manolo, sumamente entretenidos... no, no temáis, no vamos a hablar de brutales crímenes machistas, estamos entre gente sensata y práctica: los dos amigos resolvieron el tema delante de una copita de orujo... "No, si yo lo entiendo, Manolo... tú, aquí solo... y, vamos, si María no tiene impedimento -que, por la dedicación que ponía en el asunto, me parece que no lo va a tener...- por mí no va a quedar... pero hay un asunto... casi vergüenza me da mencionarlo... hay unos gastos... la comida de María... algo de ropa, de vez en cuando..."

- "No hace falta más, querido amigo: tienes toda la razón: si vamos a compartir a nuestra -¿me permites que la llame así?- María, los gastos a medias. O al cincuenta por ciento, como tú quieras... pero -y ahora me vas a perdonar tú a mí-, si no es molestia, me gustaría dejar las cosas claras, hacer papeles, vamos, porque el marido eres tú, y puedes cambiar de opinión, puede haber malentendidos..."

- "Estoy de acuerdo... ahora mismo vamos a ver al notario, y arreglamos esto..."

Cuando el notario escuchó las pretensiones de los dos amigos, su presión arterial se puso en máximos históricos... "¿Pretenden ustedes elevar a escritura pública el reparto de aquí la señora de usted...? ¿Pero qué se han creído ustedes....? ¡¡Salvajes, que son unos salvajes, fuera de mi despacho...!!"

¿Salvajes, aquel par de prototipos del hombre racional y respetuoso del Derecho...? No les sentó nada bien... del primer guantazo, el fedatario público salió volando por encima de su escritorio Renacimiento, y acabó sentado en su sillón de cuero repujado con falsos escudos nobiliarios, con los morros en estado lamentable... y así fueron a parar Pepe y Manolo al cuartelillo de la Guardia Civil donde, conociendo los usos de la época, seguramente los morros del notario serían cumplidamente vengados...

Muerto de risa, aseguraba el narrador que no llegó la sangre al rio -salvo la de los tres morros implicados-, y, seguramente, pudieron seguir, Pepe, Manolo y María, con su innovador mènage a trois o, como dicen los ornitólogos, trío poliándrico... no otra cosa les deseo, en premio  a su probada fé en la amistad y respeto hacia las convenciones jurídicas, aunque tuviesen que regir sus relaciones por un mero acuerdo de voluntades, que, entre varones que se visten por los pies, -y damas que se visten por donde quieren- hay más que suficiente, ¿no...?

viernes, 22 de marzo de 2019

Floridablanca, asuntos de familia...

Hoy escribía sobre los jesuitas y, claro, he tenido que recordar al Conde de Floridablanca...




Mi abuelo materno, Don Julio Delgado Torres, además de artista -escultor y fotógrafo- fue, durante toda su vida, probo empleado de banca: en aquella época, de un director de banco te podías fiar, no imagino a mi abuelo intentando vender unas preferentes a ningún ancianito; por eso tiendo a darle crédito cuando afirmaba que estábamos emparentados con Don José Moñino y Redondo, primer Conde de Floridablanca. Por vía indirecta, claro, porque Don José no dejó hijos conocidos... si contempláis el retrato de Goya y esta foto de mi abuelo, un cierto aire si se dan, ¿verdad...?



Uno no elige a sus antepasados: Blanca tiene entre los suyos al Ministro de Educación más reaccionario que ha padecido España, que ya es decir... de hecho, tampoco eliges a sus descendientes, ni casi nada... pero lo de Floridablanca, la verdad, me hacía ilusión, porque es un señor que, en líneas generales, me cae muy bien.

Y no porque expulsase de España a los Jesuitas, ni porque estuviese malmetiendo ante el Papa de Roma hasta que logró la disolución de la Compañía, no... a mí los Jesuitas siempre me han merecido un respeto: porque los inventó un vasco, y quiero mucho a los vascos; porque les dieron bien dado a los Protestantes, no hay más que ver lo que hicieron en Praga; porque son elitistas -yo, también, los tontos cada día me dan más repelús- ... Las historias sobre aficiones hacia las partes de tiernos alumnos no son exclusivas de ellos, ni de lejos... además, llegaron al Japón -les alabo el gusto- y, al parecer, les enseñaron a hacer el tempura... Floridablanca me cae bien porque, de entrada, fue un funcionario toda su vida, y fiel servidos del Estado, ascendiendo por sus méritos; fue un ilustrado, avanzado para su tiempo, metió mano dura a los más reaccionarios, se preocupó por las carreteras y, cosa más curiosa, como Presidente de la Junta Suprema Central, fue el primer Jefe del Estado Español que no era rey o regente, algo así como un Protopresidente de la República, cuando el impresentable de Fernando Séptimo andaba entre escondido y secuestrado en Francia... ostentando tal cargo murió, y con esos honores fue sepultado en la Catedral de Sevilla...sólo me hace duelo que no se entendiese con el Partido Aragonés de Aranda, con tan buenas relaciones que ha habido siempre entre Murcia y Aragón...

No mantenemos ningún contacto con el actual Conde de Floridablanca, pero hace ya años leí en la prensa una entrevista que le hacían: al parecer, era el creador de "Pocoyó", un muñequito héroe de historias infantiles que, la verdad, se me había pasado por alto, porque Pablo ya entró a saco en la era de Pepa Pig y la Pawn Patrol: pero lo de "Pocoyó" era una máquina de hacer euros, y el Conde alardeaba de su éxito empresarial, en el Mundo de la Libre Empresa, cantando las excelencias del Capitalismo, loando el esfuerzo personal del Emprendedor, y tirándoles unas cuantas puyas a los desdichados que todo lo confiaban al Estado del Bienestar... nada nuevo, vamos, lo que viene a ser un liberal, o un neocon, como queráis, vaya por Dios...

Ahora he actualizado esa información: al parecer, el Señor Conde no había creado el muñequito, más bien la empresa titular de los derechos sobre él: otro empresario más emprendedor que él le ha hecho -dice- una pirula, le ha desposeído de sus acciones, y está en la ruina, sin "Pocoyó", gastándose lo que no tiene en abogados, pleiteando a diestro y siniestro, y -dice también- "viviendo de la caridad"...

Bueno, pues el Capitalismo es lo que tiene, primo... si vivieses de la PIRMI, nadie vendría a robártela... y conste que no es que me alegre... eso sí: si la cosa aprieta y te tienes que vender el título, no lo pongas en Wallapop: me llamas discretamente, y trataremos de arreglarlo, que algunos ahorrillos tengo, y no te negaré que me haría ilusión ser Conde... sobre todo, para que no saliese de la familia, a ver si me entiendes...




miércoles, 20 de marzo de 2019

"Mis labios están sellados..."


Envié ayer un mensaje por Facebook bastante críptico, y prometí ampliar la información... 





Como recordáis, era una panorámica de Barcelona tomada desde un edificio bastante alto, inequívocamente un hospital o clínica, porque en su patio se veía un amplio espacio de parking reservado a ambulancias... muchos os preguntaríais: "Y, ahora, ¿qué le pasa a ese desdichado...?": pues ahí va la respuesta...

Desde hace bastante tiempo, venía notando una cierta disfonía, es decir, me cambiaba la voz, fenómeno que no se producía desde que tenía, más o menos, doce años... y no precisamente hacia un vozarrón viril y heteropatriarcal, de aguardentoso sargento chusquero de La Legíón, que, en el fondo, me hubiese gustado, sino hacia tonillos ligeramente aflautados y de capón, que poco añadían a mi autoestima... como sabéis -o deberíais saber, de hoy no pasa- una "afonía persistente" es uno de los síntomas a tener en cuenta en la lucha contra el Puto Cangrejo -que sigue atacando sin piedad a familiares y conocidos-, o sea que la cosa podía ser seria... "persistente" es uno de esos "conceptos jurídicos indeterminados" que te enseñan a odiar o amar en la Facultad de Derecho: ¿diez días? ¿mes y medio? ¿seis meses...?

Cuando ya había superado con creces esa cota prudencial, me decidí a hacer lo más sensato: visitar a un ororrinolaringólogo, ORL para los amigos... transcurrida la espera a que nos obligan los de todos conocidos recortes sanitarios, fui atendido por una amable doctora, que me metió un tubo flexible por un orificio nasal, y me sacó de dudas: no, creía que no andaba por ahí el Maligno -de todas formas, la biopsia dirá-, pero sí una lesión que describía, alternativamente, como "un callo" o "una piel levantada, con aspecto de moco", en una cuerda vocal, que había que eliminar por vía quirúrgica, y que, sin duda, era responsable de mi cambio de voz.

Las cuerdas vocales no son cuerdas, sino cuatro repliegues carnosos que cierran -o abren.-nuestra laringe, y que nos permiten hablar y, a los Elegidos de los Dioses, hasta cantar jotas... para operar en ellas -me explicaron- hay que introducir por la boca un tubo metálico de regulares dimensiones... ya empiezo a adquirir cierta práctica en dejarme meter cosas por mis orificios naturales, me pregunto cual será el próximo y qué cosa, pero en el caso que nos ocupa, requeriría Anestesia General... eso ya me hacía menos gracia, pero a ver qué vida...

Y a eso dediqué mi mañana de ayer: ingresé a las siete y media, entré en quirófano una hora después, a las diez subí a mi habitación, y a las tres y media estaba en mi casa, algo atontado -más que de costumbre, quiero decir-, pero con el problema -espero- felizmente resuelto...

De la experiencia en sí, puedo decir que, una vez más, he desarrollado un auténtico síndrome de Estocolmo hacia los profesionales sanitarios: desde el amable camillero que me permitió conservar puestos mis calzoncillos, ahorrándome la infamante braga de papel talla única, que me quedaba casi tanga -"total, ahí no te vamos a tocar..."-, y que desempeñó sus funciones de Barquero Caronte con alegría y precisión, la joven anestesista vitoriana en prácticas, que afirmaba haber casi olvidado su Euskera de Ikastola porque "en casa... ya saben...", la enfermera que me invitaba a pensar, mientras la anestesia surtía su efecto, en un sitio a donde me hiciese ilusión viajar -cité Islandia, el mismo al que quería ir su marido...- además, me han librado de una "lesión hiperqueratósica" -un callo, en Cristiano-, por la módica suma de 1.762,02 Euro, que habéis tenido el detallazo de pagar entre todos, como si hubiese hecho un Verkami... ¡Gracias, qué majos sois...!

Dos únicos problemas: el primero, dieta blanda y fresca; no me preocupa, se me ocurren centenares de cosas deliciosas blandas y frescas: la otra; seis días sin hablar...

Cuando me lo dijeron, casi me hizo gracia... lo tomé como una invitación a la meditación, una semanita Zen... luego me he dado cuanta de que no es tan sencillo renunciar a un hábito tan arraigado como es la comunicación oral... expliqué a Blanca y a mi hijo Borja que debían hacerme preguntas binarias -que pudiese responder con la cabeza -"si", "no"- o encogiendo los hombros -"¡Ni p.... idea!"-, me armé de una especie de libreta y un rotulador especial para caligrafía japonesa, para descubrir, con espanto, que mi escritura es prácticamente ininteligible, después de años y años de teclados de ordenador o de móvil... por las mañanas suelo estar solo en casa, cuando llega Blanca al mediodía suele ser ella quien tiene cosas que contar del Mundo, y todos sabéis que una buena convivencia conyugal -o cuasiconyugal, pero muy buena, como la nuestra-, requiere muchos silencios compartidos y cómplices... pero, aún así, se me escapan palabras... hace media hora he saludado con un prohibido "¡Hola!" al portero de casa, que barría el jardincillo debajo de mi galería... ayer probé a ponerme una tirita cerrando la boca, pero, al sacarla, me dolieron mucho los incipientes pelillos del bigote: hoy, cuando esté acompañado, usaré como mordaza esa braga de cuello de la foto... pero sé que va a ser duro, intentaré consolarme con la Séptima Proposición del Tractatus Lógico-philosophicus de Wittgenstein: "Wovon man nicht sprechen kann, darüber muss man schweigen": "De lo que no se puede hablar, mejor callarse"...








lunes, 4 de febrero de 2019

Carvalho, Zanón, o el arte de dar faisán por liebre...

Acabado anteayer "Carvalho problemas de identidad", de Carlos Zanón, ahí va una primera opinión...


El derecho del autor sobre su personaje -un problema metafísico, mucho más allá de las cuestiones de propiedad intelectual- es uno de los grandes temas de la Literatura de todos los tiempos, y no hay más que ver el rebote de Cervantes contra Avellaneda, que le costó a Aragón que El Quijote viajase a Barcelona sin pasar por Zaragoza... si muchos teníamos expuesto al lado de la maceta del potus aquel poema de Kalil Gibran, "Tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la Vida...", calculad cuando esos hijos andan sueltos por el Mundo a caballo de miles y miles -cuantos mal miles mejor- de copias impresas, o digitalizadas y diligentemente pirateadas, y cualquiera puede apropiarse de ellos mediante un bolígrafo o el teclado de un ordenador... además, hay personajes que mueren de muerte prevista, pero, en otros casos, lo hacen en plena juventud, pletórico de facultades y con mucha vida por delante, cuando desaparece, por el motivo que sea, su autor...  ese fue el caso de Carvalho, parte de la biografía sentimental de muchos, muchos de nosotros, y era cuestión de tiempo que cualquier, iba a decir desaprensivo, se atreviese a transformarlo en "revenant"... incluso yo, muy humildemente, me acuso de haberle hecho hacer un breve cameo -que no creo que llegase  ni a pecado venial- en uno de mis cuentos de El Oso, posiblemente el más salvaje e impresentable y que, por eso -no por el cameo- sólo ha visto la luz en círculos muy íntimos.

Por ese motivo era lógica la decisión de herederos de Manuel Vázquez Montalbán de tomar el toro por los cuernos y asumir el riesgo de patrocinar una resurrección controlada de Carvalho, un Carvalho que sólo había muerto por la muerte de su autor -aunque, premonitoriamente, ya en su última aventura era un Carvalho plenamente crepuscular-  y el riesgo se multiplicaba al encargar el asunto a un escritor de la talla de un Carlos Zanón, porque podían esperarse perfectamente las dos cosas que han sucedido: a) que del experimento saliese una magnífica novela y, b) que esa novela sea una novela de Carlos Zanón...

Con Carlos Zanón me une una relación curiosa: es un chico de mi barrio barcelonés -habremos vivido a menos de 500 metros-, pero no de mi tiempo; es mucho más joven que yo... por lo tanto, hemos conocido realidades distintas, porque ni mi barrio era el de Zanón, ni el de ahora es el suyo ni el mío... la primera novela suya que leí -"No llames a casa", ya hablaremos de ella- me deslumbró, recomiendo sus páginas finales a cualquier buen amante de la Novela negra-, todas las restantes me han gustado, e incluso he osado a cruzar unas palabras con él -en "Negra y Criminal, ¿dónde, si no...?-, cosa rarísima en mí, que me atrevo a hablar con cualquiera, salvo con los escritores que me gustan; ante gente superior, me corto mucho: no conseguí decirle nada a Vázquez Montalbán después de tragarnos un mítin entero-hablaba hasta Pasionaria- sentados codo con codo... quiere eso decir que me tenía ganado antes de abrir el libro... quiere eso decir que me extrañó que las primeras páginas se me hiciesen durillas, y quiere eso decir que no me extrañó en lo absoluto que muy pronto entrase de cuatro patas en su juego, me dejase envolver por su encanto, y disfrutase hasta el punto... ¿final...?

Porque la clave de éste Carvalho es, curiosamente, olvidarse de Carvalho: nunca me creí del todo el Carvalho de Vázquez Montalbán, ni creo que él pretendiese que lo creyeramos: Carvalho era él, Manolo, y su pretexto para meter a saco el bisturí del análisis marxista -como lo compartía y éramos camaradas, eso no me preocupaba lo más mínimo, al contrario- en una Sociedad en la que los dos -y muchos más, por supuesto- vivíamos, y ante la cual reaccionábamos de maneras parecidas, aunque Manolo lo hiciese desde unos supuestos éticos y estéticos -entre los que destacaban la Copla, el Barça y el pa  amb tomàquet- a cuyo encanto soy completamente ajeno... éste Calvalho, mucho más complicado, curiosamente, me resulta mucho más real, quizás por eso mismo: es el resultado de un juego de espejos: el Autor conoció al Carvalho real, lo encerró en sus novelas, el ser real se resistió -¡llegó incluso a cambiarse temporalmente el nombre!- aunque con poca resolución -no consta que interpusiese ningún procedimiento judicial contra Manolo-, Carvalho ha quedado desamparado ante la muerte del Autor, forzado a ser el único Carvalho realmente existente... y, paradójicamente -¿o no...?- llega a echar de menos al Autor-Secuestrador, en aquellos momentos en que cree que su Calvalho ficticio -y, como tal, menos complejo- resolvería mejor sus problemas que el Carvalho real de carne y hueso... que, como todos sabemos, es tan ficticio como el otro... ¿Os parece complicado...? ¡Pues anda que la vida...!

Como si no bastasen los problemas de identidad, esto, chavales, es una novela negra, y tiene que haber trama de novela negra.... de hecho, hay varias: una trama de cuernos mal llevados y amor prácticamente imposible, con alguna tangencial relación con la política, y un final "Eyes Wide Shut", cómo nos gusta Kubrick a quienes nos gusta..., una trama sórdida de pobres prostitutas asesinadas en lugares inhóspitos y cutres, y con un "malo" cuyo apodo requiere una cierta dosis de valor en la Cataluña de hoy, y una, más compleja aún, donde se combinan dos "hits" de la Crónica Negra barcelonesa de los últimos años con una autoreferencia al protagonista de "No llames a casa", que ha ahondado en su personalidad criminal, meramente utilitaria en la primera, con ciertas dosis de desequilibrio psíquico en esta nueva aparición...

Una novela situada en la Cataluña de hoy, y que se reclama -aunque sea en la forma en que lo hace- del espíritu de Carvalho, no podía dejar de abordar el Tema. y ahí el asunto se complica: porque todos daríamos algún órgano par y prescindible por saber qué opinaría Vázquez Montalbán de lo que está pasando, porque tenemos una cierta idea de qué opinan Herederos de Manuel Vázquez Montalbán -es público-, y porque también tenemos serias sospechas de cual es la opinión de Carlos Zanón... visto lo visto,  no es de extrañar que el Tema -hay varias aproximaciones fugaces anteriores- no quede sobre la mesa hasta la penúltima página, cuando el Detective y el Abogado Subirats, hasta el culo los dos de Ardbeg -es un Malt, supongo que caro, intentaré probarlo- hablan abiertamente de ello, evocando un Ulster entre católicos, cosas más raras se han visto, y queda provisionalmente resuelto, precisamente, entre los vapores etílicos, ya sabéis aquello de la "Exaltación de la Amistad"... "Yo quiero la Independencia, Pepe, pero si es a costa de que no seamos amigos, renuncio a ella..." exactamente lo que nos gustaría oír a muchos. A muchos millones, quiero decir, pero no nos lo dicen, ¡cachis...!

Voy a hacer una cosa poco frecuente en mí: ni hoy ni mañana, pero releeré el libro. Y os invito a leerlo a los que no lo hayáis hecho aún, y que contéis sin reparos vuestras impresiones... el título que le he dado a esta breve primera impresión resume mi opinión: Zanón nos da faisán por liebre: esperábamos un sabor recio, directo -la liebre, que sabe a persecuciones a campo abierto, a tomillo y romero- y nos encontramos algo mucho más aromático -aunque no todos los olores sean buenos-, más matizado, con ese inconfundible aroma a final, o a algo ya finalizado hace tiempo, la "podredumbre noble", que en las anteriores novelas de Carvalho estaba en el ambiente, pero no en su aparato digestivo... Pepe está malito: lo que tiene no me da buena espina, para mí que es cáncer, de ésta no lo sacan Zanón y Herederos si no es mediante intervención quirúrgica, tratamiento de radio y quimio -o la inmunoterapia que tan de moda está- o, alternativamente, viaje a Lourdes... porque Carlos Zanón, y eso es curioso en él, al que le gusta jodernos bien jodidos, nos hace un regalo imprevisto: una última palabra, un atisbo de esperanza...










martes, 29 de enero de 2019

Via Laietana, 16-18

Ayer pasaba frente a ese edificio -feo, no le demos más vueltas- y reflexionaba sobre hasta qué punto ha estado ligado a mi vida...






Pisé por primera vez Via Laietana 16-18 creo que en 1969, cuando Joaquín Fernández -el hombre que me orientó hacia los estudios de Economía, y de cuya mano entré también en el Departamento de Estructura Económica, una de las personas a quien más debo y, además, un amigo entrañable y divertido- fue nombrado Director Provincial de Cooperativas de la entonces llamada Organización Sindical: ni él ni yo sabíamos gran cosa de cooperativas, pero nos pusimos rápidamente a estudiar el tema -yo, Robin gordo de un Batman bajito y moreno y, además, trabajando "en negro"-, y descubrimos un movimiento social que coincidía mucho con nuestros planteamientos políticos, que podríamos situar en aquel momento en un sindicalismo autogestionario, que ya tenía bastante más de Ángel Pestaña que de José Antonio, aunque a Joaquín, por profundas lealtades biográficas, le costaba admitirlo...

Otra cosa era su situación en aquel entonces de la Historia de España -había habido algunos pufos sonados, uno de los cuales me había pasado muy, muy cerca- y, sobre todo, su regulación: la vigente ley de Cooperativas, de los primeros Cuarenta, declaraba en su preámbulo, que no engañaba a nadie: "Vencida ya toda ilusión democrática, se hace necesario adecuar las cooperativas a los principios que rigen el nuevo Estado...", y establecía una serie de controles radicalmente incompatibles con su espíritu democrático y apolítico... era, sobre todo, muy duro de aceptar por el Movimiento Cooperativo Internacional que el Delegado Provincial de Sindicatos pudiese vetar el nombramiento de cargos en las cooperativas. Organizamos una reunión con representantes de la Alianza Cooperativa Internacional, que agrupaba a las cooperativas de las democracias occidentales, para intentar convencerles de que, en la práctica, dicha intervención estatal no se aplicaba, pero uno de sus representantes me perseguía con una fotocopia de la Ley de Cooperativas en la mano, y me pedía: -"¿Vito, vito...?"-, que le buscase el artículo donde se establecía el veto oficial...

De todas maneras, conseguimos reactivar la Asociación de Estudios Cooperativos, bajo la presidencia, en su sección catalana, de Albert Pérez Baró, un viejo cenetista, referente del cooperativismo catalán, y con la presencia de Joan Reventós, el fundador del Partit Socialista de Catalunya, que después sería candidato socialista a la Presidencia de la Generalitat, con escaso éxito: me gustaría decir otra cosa, pero no recuerdo ninguna intervención suya de relevancia... como el búho del chiste, no hablaba, pero se fijaba mucho...

Creamos también una Escuela de Gerentes de Cooperativas, con un buen plantel de profesores, y, además de participar en su organización, aproveché para graduarme en su primera promoción... y me integré en el Centro Nacional de Educación Cooperativa, con sede en Zaragoza, participando en numerosas campañas de formación cooperativa por toda España, un trabajo apasionante, que me llevó a lugares poco frecuentado, y me permitió conocer a gentes de una calidad humana fuera de lo común... son algunos de los recuerdos más queridos de mi vida profesional...

El Servicio Militar lo hice ya de viejo, después de casi agotar las prórrogas, ya que mi absoluta incapacidad para trepar por una cuerda hizo perder al Ejército Español un oficial de complemento que, sin duda, le hubiese proporcionado nuevos días de gloria, y supuso, entre otras muchas cosas, una ruptura con Via Laietana 16-18, porque, al volver a la vida civil, los acontecimientos se precipitaron: sin abandonar mi actividad docente en la Universidad, ingresé como interino en el Cuerpo de Economistas de la Organización Sindical, y fui catapultado al frente, es decir, a la Delegación Comarcal del Baix Llobregat, donde los conflictos se estaban agudizando por momentos...

Volví a Via Laietana 16-18, ya superadas las oposiciones a funcionario, por una curiosa circunstancia:   mi superior jerárquico fue acusado de ciertas irregularidades administrativas -había utilizado el "Fondo de reptiles" de que disponía para actividades ciertamente reptilianas, pero poco acordes con la rígida integridad moral que regía en la Casa-, y todo su equipo de colaboradores directos -que nada habíamos tenido que ver en el asunto- fuimos enviados a otros destinos administrativos, que más sabían a destierro que a otra cosa... a mí me tocó integrarme en la Unidad de Convenios Colectivos, en Vía Laietana, y se me encargó la estadística de las condiciones salariales pactadas en convenios, al frente de una calculadora eléctrica de aquellas con manivela, yo, que en la "mili" ya había trabajado con ordenadores... la Estadística siempre me ha provocado urticaria, en la Facultad fue la asignatura que más me costó... se truncaba, además, una incipiente carrera politico-administrativa, ya que estaba designado "in péctore" para un importante cargo en La Rioja, que me hubiese posibilitado, en pocos meses, llegar a senador por la UCD, a poco que hubiese sabido menear el culo por los pasillos adecuados... no me recuperé nunca de ese golpe.

Cuando ya estaba considerando seriamente la posibilidad de tirar la p... calculadora por la ventana, que daba a la Calle Argentería, entonces Platería, el Destino vino en mi ayuda: por una curiosa modificación legal, hubo que renegociar, en plazo muy breve, la totalidad de los convenios colectivos vigentes: se tocó generala, y nos vimos entregados a un ritmo frenético, donde lo mismo me tocaba asesorar a los representantes de los trabajadores que presidir las deliberaciones de los convenios... unos meses de un trabajo intenso, pero sumamente gratificante que, además, me permitió recuperar el favor de mis superiores, lo que se tradujo en mi adscripción, como Asesor Técnico, al Gobierno Civil de la Provincia, si bien es cierto que sólo tuve que competir con un compañero -y buen amigo- que, previamente, se había declarado trotskista, y había estado mezclado en un confuso asunto relacionado con un subfusil Sten, una pistola Luger y dos granadas de mano, lo que, sin duda, no influyó favorablemente en sus expectativas...

Mi siguiente contacto con Via Laietana 16-18 se produjo en circunstancias bien distintas: legalizados los sindicatos, el edificio fue asignado -en salomónica decisión- a Comisiones Obreras y la CGT, dividiéndoselo con criterios parecidos a la ocupación de Berlín o, mejor, el Paralelo 38 entre las dos Coreas: afiliado yo a Comisiones Obreras, lo he frecuentado con regularidad, en particular cuando fui elegido a la Ejecutiva de mi Sindicato de la Función Pública, gracias, sobre todo, a mis éxitos sindicales en mi Departament, donde no conseguí, tras partirme los cuernos por la cepa, que el porcentaje de participantes en las huelgas que convocábamos llegase a los dos dígitos pero, eso si, cuando llegaban las elecciones, para compensarme, me votaban mayoritariamente...

Y ahí sigue Via Laietana 16-18, rodeado de redes metálicas para evitar que los fragmentos de su fachada, en avanzado estado de descomposición, le partan la crisma a algún transeúnte... ¡Por muchos años...!