lunes, 20 de noviembre de 2017

Las vueltas que da la vida...

A las puertas de una nueva campaña electoral, huérfano de fidelidades partidistas, me encuentro en la curiosa situación de votar a una persona que me cae muy bien, pero a la que yo consideraba muy alejada de mis opiniones políticas...


Yo siempre he sido muy de Unió Democrática. Por supuesto, los que me conocéis no me identificáis con la Democracia Cristiana, aunque en una larga etapa de mi vida fui cristiano -eso no se pierde fácilmente- y en otra, quizás más breve, demócrata... pero, como funcionario que fui de la Generalitat, he trabajado muchas veces bajo las órdenes directas de personas pertenecientes a dicho extinto partido, y debo decir que mi experiencia con ellos fue siempre muy positiva, estrictamente hablando a nivel personal... bien es verdad que había empezado siendo feligrés de Joan Rigol, prominente militante de UDC que, una vez colgado los hábitos, llegó nada menos que a presidir el Parlament de Catalunya.

También en mi entorno próximo hubo activos militantes de Unió, si bien la visión que me trasmitieron de su partido fue mucho menos idílica, cuando uno de ellos fue implacablemente purgado tras ser sorprendido haciendo manitas políticas con Roca Junyent, entonces delfín de Pujol... su verdugo fue su hasta entonces amiga, una dirigente que llegó también a las más altas magistraturas, y que hoy es independentista ligeramente descontrolada, y cuando el pobre purgado, camino de Siberia, me contaba sus desdichas con lágrimas en los ojos, no pude contenerme y le dije: "¿Entiendes por qué, entre los cristianos y los leones, yo siempre prefería a los leones...?"

Cuando el líder de Unió, Josep Antoni Durán i Lleida, pasó a ser mi Conseller, en la primera y única visita a mi despacho -el "paseillo", como llamábamos taurinamente, doble falta de respeto, a ese rito inaugural- , al ver el mapa de Sobrarbe que colgaba en la pared, sonrió y me dijo: "Jo també sóc aragonès...!"... con lo cual ya se me metió en el bolsillo, aunque no al mismo nivel que a mis compañeras, rendidas ante su apuesta figura, su brillante calva, su impecable corbata y su fama de "play boy"....

Completó la jugada nombrando Director General de Administración Local -es decir, jefe de mi unidad administrativa- a un joven al que ninguno de nosotros conocía; Ramon Espadaler; sabíamos de él que procedía de un pueblo de la Plana de Vic... "¡Un carlistón...!", pensé yo, preparándome para navegar en aguas revueltas...

Al tomar posesión del cargo, nos sorprendieron su afabilidad y el interés que demostró por conocer el funcionamiento de nuestros servicios; me llamó a su despacho y, durante más de dos horas, le estuve explicando cuales eran mis funciones: en líneas generales, yo proponía la distribución entre ayuntamientos y consejos comarcales de una parte de su financiación, la procedente de la participación en los ingresos de la Generalitat, y, sobre todo, efectuaba también la propuesta de distribución de los recursos del Fondo Europeo de Desarrollo Regional, FEDER, para financiar obras de competencia local. No era sencillo de hacer, ni de explicar... tenía que contentar a mucha gente; a los  ayuntamientos de Convergència i Unió, agrupados en la Associació Catalana de Municipis, y a los socialistas -y los de Iniciativa, claro-, que formaban la Federació de Municipis de Catalunya, donde actuaba de cancerbero Ernest Maragall, el hermano de Pasqual, conocido como "el Tete", y hoy en las listas de ERC...

Al día siguiente, Ramon Espadaler me volvió a llamar a su despacho... me lo encontré escribiendo en su ordenador, aparato que, hasta el momento, no había visto usar a ningún Director General, me pidió que me sentase, y me dijo: "He estado haciendo un resumen de todo lo que me contaste ayer: te lo voy a leer, para ver si está correcto..." Había escrito más de tres páginas... le hice alguna corrección -siempre debes dejar claro al jefe quién sabe más...- pero no pude contener mi asombro y admiración.... "¡Coooño -dije- eres el primer Director General que tengo que sabe lo que hago... no sé si me gusta eso...!"

El día en que, finalmente, le presenté mi propuesta de distribución del FEDER, la estudió con atención, y, sonriendo, me dijo: "Tu propuesta es técnicamente perfecta, pero políticamente inasumible...". Los recursos se concentraban demasiado en grandes proyectos de municipios grandes y medianos; había que dirigir más hacia los "pezqueñines", como cariñosamente los llamábamos, los pequeños municipios que formaban el núcleo del poder municipal de CiU: había yo desarrollado, para uso personal y de algún amigo muy próximo, mi "Índice PIG", resultante de dividir el número de cerdos estabulados en cada municipio ("porcs", de ahí la P) por el de habitantes humanos (Gente, "gent") en cada municipio: para PIGs iguales o superiores a 1, podías apostar lo que quisieras a que el alcalde era de CiU...

Iniciamos entonces un nuevo estudio de los expedientes, que nos llevaba a trabajar codo con codo hasta altas horas de la noche... me contaba que salía de su pueblo, donde seguía viviendo, de madrugada, procurando no despertar a su mujer, y volvía cuando ya estaba acostada... por suerte, eran tiempos de vacas gordas, y tenía coche oficial y chófer, que nos dejaba usar discretamente -el coche y el chófer- para nuestros desplazamientos de trabajo... sin embargo, una tarde, cuando le pregunté. "¿Hasta qué hora nos quedamos trabajando hoy?" , me contestó: "Hoy, imposible... esta mañana había en la nevera un post-it de mi mujer; decía: "Esta tarde voy a tal sitio... ¡tú verás....!""... comprendí que no quería tirar demasiado de la cuerda, y aquella noche descansamos.

Rehicimos la distribución, en forma bastante satisfactoria, pero poco tiempo más pude disfrutar de Ramon como Director General, porque pronto fue nombrado Conseller de Medio Ambiente: recuerdo que le regalé la Guía de Aves "Dels Països Catalans i d'Europa", la traducción catalana del Peterson, la Biblia de los observadores de aves, que sin duda le sería de utilidad en sus nuevos cometidos... "Pongo los pajaritos en tus manos, cuídamelos...", le dije... Quedamos, por lo tanto, amigos, y por amigo lo tengo, espero que él también a mí...

Pues bien: hundida Unió en sus deudas y desaparecida del panorama político catalán, emigrados buena parte de sus militantes más independentistas hacia el Refugio de Pecadores de ERC, recala ahora Ramon Espadaler en la lista del PSC, encabezada por Miquel Iceta, seguramente el político catalán que más garantías me ofrece en estos momentos; lista cerrada, por cierto, por Jiménez Asenjo, uno de mis ya pocos referentes de lo que fue ICV y de lo que no llegó a ser la versión catalana -ni la española- de Podemos, y donde figuran también personas procedentes de Federalistes de Esquerres, lo más parecido a una formación política en la que desde hace pocos días milito, es un decir... la lista, por lo tanto, a la que presumiblemente votaré el próximo 21-D. Una lista de la que espero que conjugue los elementos progresistas del PSC -y de los que estamos un poquito a su izquierda-, un catalanismo asumible por los que no somos catalanistas, y dosis, importantes, masivas dosis de sentido común...

Me reencuentro, así, con Ramon Espadaler en circunstancias hace pocos meses imprevisibles, y que demuestran lo profundo del cataclismo que ha sacudido a Cataluña y a los catalanes, por la mala cabeza de algunos... hay quién descalifica la lista de Iceta justamente por la presencia de Espadaler: "¡Un democristiano...!", ayer mismo lo hacía Echenique: "¡Espadaler, que se oponía al matrimonio homosexual...!"

¿Pues sabéis una cosa... ? Yo también.... al matrimonio homo, y al hetero, a cualquier matrimonio civil... si tus creencias religiosas te impiden copular con otro ciudadano o ciudadana sin el visto bueno de tu Ser Superior, cásate por el rito que quieras, con el "Ave María" de Schubert o rompiendo un botijo... pero, y ahí lamento discrepar de mi admirado Napoleón, no sé que tienen que ver las afinidades sentimentales y/o sexuales con el Código Civil, que tiene que estar para otras cosas... y que conste que soy el primero en dar ejemplo, con veintiocho años de feliz unión con mi compañera sin más requisito que un acta notarial, y en fecha relativamente tardía... mis más recientes experiencias de bodorrios próximos, homos y heteros, han acabado como el Rosario de la Aurora, como acabó el mío, sin ir más lejos... al próximo que pretenda que le ayude a pagar un viaje a Thailandia para dos, le diré que haga un Verkami, como Artur Mas, y que me envíe el jamón pata negra cortadito y envasado al vacío, que ya me lo comeré yo tranquilamente en mi casa, sin tener que elegir corbata y sin pasar apuros para abrocharme el traje oscuro... y si te gustan los ritos, a Las Vegas, a que te case Elvis, o Chiquito de la Calzada, pobrecito mío... por ese lado, tranquilo, Ramon, cuentas con mi voto...




miércoles, 8 de noviembre de 2017

Recuerdos de segunda mano...

Hay días en que te apetece contar cosas sólo por el gusto de contarlas...

Me han venido hoy a la memoria dos historias que me contaron a mí... las dos tienen un hilo común: son recuerdos de nuestra Guerra Civil, y digo nuestra porque ya llevamos algunas generaciones, y aún no conseguimos quitárnosla de la cabeza...

La primera sucedió en Boltaña, como cabía esperar, tratándose de mí... Abril de 1938; en una sola noche, el ejército de Franco rompe el frente republicano de Aragón, y sus tropas avanzan hacia Boltaña por la Guarguera; el Ejército Popular, en un intento de frenarlas, dinamita el puente medieval -que otros llaman "Romano"- de La Gorga; por cierto, no ha habido tiempo en todo el Franquismo y todo el "Régimen del 78" para reconstruirlo dignamente; ahí sigue con un tramo central que es un puente de campaña de origen inglés, toda una reliquia ya también, la chapuza provisional más duradera de la Historia.

Los dinamiteros no son muy expertos, o se pasan de entusiasmo -quizás entre ellos estaba mi tío Antonio, soldado en el polvorín de la ermita de San Sebastián-, y la explosión envía una nube de cascotes que dejan el pueblo hecho una pena... entre eso, y la natural prevención ante la llegada de tropas, mi familia se ha refugiado en la bodega; sabia medida... mi familia, como amablemente me recordaba hace poco un examigo en el feis, son "fachas", es decir, aguardan con esperanza la llegada de las tropas de Franco, pero tampoco hay que bajar la guardia... pronto oyen pasos en la calle, ir y venir de gente, que suponen soldados... piensan que los podrán identificar si vienen mojados, porque eso querrá decir que son Nacionales, y han vadeado el río... recordemos que estamos en Abril, y el Ara, en esos meses, suele bajar furo... de hecho, me cuentan que, aquel día, intentando cruzarlo a caballo, se ahogó un capitán de los Nacionales, dato que no he podido contrastar...

Mis tías, Concha y Guillermina, sobre los veinte años, se arman de valor y salen a echar un vistazo... ambas visten de luto riguroso, de esos lutos de entonces, por la reciente muerte de su abuela, mi bisabuela... se dan de bruces con un grupo de soldados: mojados; son de las Brigadas Navarras, gentes de buenas costumbres -salvo la de liarse a tiros con los enemigos del Rey, los Fueros y la Religión-, su virtud no corre ningún peligro... al verlas tan enlutadas, preguntan rápidamente...

"¿A quién os han matado los rojos...?"

"¡No, no, ha sido yaya... y se ha muerto ella sola...!" acierta a decir una de ellas...

La segunda se sitúa en Barcelona, en una pequeña población del Maresme: en un acto de terrorismo financiero, los Nacionales llevan mucho tiempo anunciando que, a su entrada, sólo reconocerán determinadas series de billetes de banco: eso ha creado un auténtico caos monetario en la zona republicana; los billetes "buenos" desaparecen de la circulación, porque los más realistas -que ven venir la victoria de Franco- los atesoran, y los billetes "malos" no se aceptan... de todas maneras, el ejército republicano ha pasado ya por el pueblo en plena retirada, y la gente, encerrada en sus casas -o en sus bodegas, si las tienen, como en Boltaña- espera la entrada de las tropas de Franco.

De repente, un ruido de hierros, un rechinar de cadenas, y una pequeña tanqueta italiana entra en la no menos pequeña plaza del pueblo... las Ansaldo son realmente la mínima expresión de un tanque, los soldados republicanos han aprendido a destruirlas echándoles por encima una manta empapada en gasolina y prendiéndole fuego... pero llevan un par de ametralladoras, y, mal que bien, han servido durante toda la guerra... en la Segunda mundial durarán lo que un caramelo en la puerta de un colegio...

Se para la tanqueta, se abre la escotilla, y aparece el rostro victorioso, pero no por ello menos receloso, de un oficial italiano... impecablemente uniformado, con su casco de cuero de tanquista... en una guerra de zarrapastrosos, los italianos daban siempre la nota de elegancia masculina... según contaba un amigo de mi familia, requeté durante la guerra, llevó una noche un parte a un oficial italiano, y, ante su sorpresa, descubrió que dormía en su chabola con una redecilla en el pelo, para proteger su peinado... el italiano mira, desafiante, las puertas y ventanas cerradas, esperando ver aparecer a alguien que, yo que sé, le rinda el pueblo, o algo así...

Se abre una de las puertas, y por ella asoma una anciana, a la que imagino no menos enlutada que mis tías, seguramente con una pañoleta en la cabeza, muy posiblemente con un mandil a cuadros, faldas hasta el suelo, alpargatas... lleva en su mano un fajo de dinero, se dirige, medio corriendo, a la tanqueta, se lo enseña al asombrado oficial, y le pregunta, ansiosa:

"Señor feixista, señor feixista... ¿Estos billetes, valen...?"

Me contaron estas historias personas que ya no están entre nosotros... yo os las paso, si os hacen sonreir, pasadlas vosotros también... historias mínimas, como mínimos somos nosotros, que quedarán flotando en la nada, entre el recuerdo colectivo de un gran drama, del que formaban también mínima parte, como contrapunto humano...