sábado, 19 de diciembre de 2020

Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo

Nos escriben desde la China...

Buenos días, noches aún ahí, supongo... me llamo Wu, y soy de Wuhan... no, no empecemos, nada que ver con el virus, yo no como murciélago, no me gusta... pangolín, no diría que no, pero sólo en las fiestas señaladas... el aniversario del Presidente Mao, y cosas así... el nombre tampoco os dirá mucho... Wu, aquí, viene a ser como Pepe o Paco para vosotros... por lo menos, antes, ahora os va más lo de Marc o Kevin, ¿no...? o Borjamari, je....

No os voy a contar mi vida, ya tengo mis años... fui Guardia Rojo en mi juventud, qué buenos tiempos, todo el día denunciando revisionistas, desviacionistas y cosas así, y enviándolos a reeducarse al campo, cultivando nabos, con lo que eso reeduca... luego, los tiempos se tranquilizaron, y estudié Ingeniería... vamos a ver, para un materialista dialéctico, no hay nada como la Ingeniería... trabajas con la materia, la usas, la transformas... además, de tus manos -o de las manos de los que diriges, porque salí ingeniero, no es que sea más que un obrero, nada de eso, pero...- salen cosas útiles para el Pueblo... tractores, por ejemplo, para que nuestros campesinos no se deslomen arando detrás de un búfalo, como pasaba antes de la Revolución... o armas, para defender las conquistas populares... hacemos unos AK47, que nos dieron la idea los hermanos soviéticos, cuando eran hermanos, que no es porque yo lo diga, pero los bordamos, mucho mejores que los AK47 de verdad, y a qué precios... yo disfrutaba haciendo tractores y AK47, no os lo voy a negar, era bueno en eso, y fui subiendo, subiendo... el Partido, la verdad, me veía con muy buenos ojos, nunca faltaba a una reunión, y siempre estaba al corriente de la cuota, y eso se valora...


Los tiempos fueron cambiando; poquito a poquito, nuestro gran país se fue haciendo, no mas grande, porque lo es un rato, pero sí más rico, la gente empezó a vivir mejor, las fábricas eran cada vez más grandes... yo dejé los tractores y los AK47, y pasé a hacer tanques... hacíamos un T72  que no era un T72, pero que era mejor y más barato que el T72 que hacían los soviéticos, que ya no eran soviéticos... nos los quitaban de las manos... un éxito de ventas... yo, ahora ya puedo decirlo, porque la modestia socialista no está reñida con el orgullo, aporté bastantes iniciativas... los sillones calefactados, muy útiles cuando estás en Manchuria a tropecientos bajo cero, y el ventilador de sobacos, por si el internacionalismo te lleva a combatir en tierras cálidas... también diseñé un conducto blindado para hacer pipí sin salir del tanque, que evitó muchas bajas y heridas especialmente dolorosas cuando los compañeros soldados tenían que abrir la trampilla y sacarla fuera... yo lo hacía por puro orgullo profesional, pero parece ser que mis superiores iban tomando nota, y su confianza en mí iba creciendo...

Por eso no me extrañó que, un día, me citasen de la dirección económica del Partido, adelantándome que se me iba a designar para una nueva e importante responsabilidad... me puse mi mejor corbata -ahora podíamos llevar corbata, yo tenía tres-, y me presenté ante mis compañeros jefes, con el corazón batiendo en la caja de mi pecho proletario...

Pocos tontos llegan a compañero jefe: saben cómo dorarte la píldora... después de un buen rato  citando mis méritos ciertos, e incluso alguno que se inventaron, me comunicaron que, a partir de aquel momento, me ponían al frente de la Unidad Especial de Producción nº 3.645... condiciones económicas excepcionales, posibilidad de acceso a la propiedad, horario a convenir, coche de empresa, viajes al Extranjero, secretaria previo "casting", es decir, no designada por orden de antigüedad en el Partido...

¡La Unidad Especial de Producción nº  3.645....! Vamos a ver... yo no es que sea ateo, es que soy materialista, tampoco soy, por así decirlo, aunicornio... yo creo en lo que veo y toco, o puedo ver y tocar, si se dan las circunstancias... los chinos tampoco hemos sido muy de dioses, lo nuestro es más lo de Confucio, pórtate bien con la gente, y haz caso del que manda, cosas normales, sensatas... lo de los antepasados, está bien, hay que honrarlos, porque todos tenemos -aunque, a veces, no sean exactamente los que creemos- y, con un poco de suerte, también seremos antepasados de otros... lo del Dragón es algo así como poético, no es que nos creamos, de verdad, que hay dragones... por aquí pasaron misioneros, protestantes y católicos... los católicos querían bautizar chinitos, y tenían a todos los escolares de sus países recogiendo bolas de papel de plata... ¿vosotros sabéis de álguien que se haya dejado bautizar por una bola de papel de plata, que ya sabemos que es de aluminio...? Vale, yo tampoco... a los protestantes, las hijas se les ponían a escribir novelas sobre lo sabias y profundas que eran nuestras tradiciones, aunque algunas, aquí entre nosotros, fuesen una mierda: las tradiciones, quiero decir... no duraron mucho, unos y otros, llegó el Camarada Mao, y salieron todos zumbando, a montar restaurantes chinos en Occidente, se los llevaros los vientos, del Este y del Oeste... y, ahora, al final de una carreta de Ingeniero Materialista Dialéctico, me encargaban de dirigir la Unidad Especial de Producción nº 3.645...!

¿Que qué produce la Unidad...? Ídolos, en pocas palabras, ídolos... vale, hay mucha demanda, muchísima demanda... las tiendas que nuestros hermanos han abierto por todo el Mundo, todos los bazares, todos los Hiper Asia, los venden a puñados... ¿Qué puede hacer un Ingeniero Materialista Dialéctico, con un pelín de Confucio, cuando le ordenan dirigir una fábrica de ídolos...? Mirar a los ojos a los Compañeros Jefes, cuadrarse, y decir alto y claro: "¡Gracias por vuestra confianza, compañeros jefes: haremos los mejores ídolos del Mundo...!"

Y en eso estamos... hemos ampliado ya tres veces, damos trabajo a media ciudad, yo me estoy, honestamente, forrando, mi coche es el mejor, mi secretaria tampoco está mal del todo, entro con la parienta en las tiendas del Passeig de Gràcia, y me forman la guardia... pero... ¿es eso todo en la vida...?

Por supuesto que no: me he entregado a mi trabajo con la misma dedicación que, antes, reservaba a los T72 que no eran T72... empezamos el año con la línea de los Budas... eso está muy bien, no deja de ser una tradición asiática... son fáciles de hacer; lisos por detrás, barrigones por delante... he creado modelos nuevos, hay uno que se vende como churros, le tocas el ombligo, se ríe, y te envía bendiciones con la mano derecha... también hacemos el gatito que mueve la patita, vendemos decenas de millones, sin exagerar...

Ya a principios de Primavera, contrato un montón de eventuales, subcontrato todo lo que puedo, y empezamos a trabajar en la línea de Navidad: ahí entramos ya de lleno en los ídolos occidentales... nos centramos mucho en el gordo con barbas, traje rojo y botas de pocero... ni siquiera sé cómo se llama, porque las etiquetas varían con los países: Santa, Santa Klaus. Papá Noël... aquí hay pocas variaciones que introducir... uno de nuestros diseñadores, para hacerme la pelota, intentó hacer un modelo nuevo, tomándome a mí como "inspiración", decía  el muy jodido... es verdad que estoy echando algún kilito de más... me dice el Comandante del Campo que está reeducadísimo, y que recoge nabos que da gusto verlo, igual de aquí a un par de años lo readmito...

También me gusta mucho la línea de los belenes... ¿que por qué...? ¡por favor, incorpora una de las más logradas consignas de nuestro Glorioso Partido: el Hijo Único... ! Luego están los Reyes, los pastorcillos, los ángeles, así, tan majetes y con tanta pluma... hay un pequeño lugar, allá por el Sur de Europa, creo, donde ponen a un tío cagando... ¡un tío cagando...! tengo a diez o doce de mis trabajadores más habilidosos especializados en pintar de marrón los zurullitos... me gustaría saber cómo explican en el bar, a los amigos, en qué consiste su trabajo... 

He tenido algún pequeño revés, es bueno recordarlo... vendí muchísimos San Pancracios, con el dedo tieso: en las tiendas le ponían allí una moneda de 25 pesetas, que tenía un agujerito en el centro, y creían que eso animaba el negocio... luego, llegó el Euro... ¡tragedia! ninguna moneda tenía agujerito...! Me desplacé varias veces a Bruselas, clandestinamente, por supuesto, para intentar sobornar a algún alto cargo del Banco Central Europeo, para que le hiciesen  un agujerito a la moneda de 20 Cent, le pagué muchos miles de dólares a un tío que me presentaron, pero resultó ser un timo, ni trabajaba en el Banco, ni nada... suerte que aún tengo buena relaciones en Rusia, los que me pasaban los planos del T72... al parecer, al tío aquel de Bruselas no le sentó nada bien el supositorio de polonio, lo siento...


Seguimos en ello, estudiando el mercado, innovando, mejorando procedimientos... estoy ya lanzado, pienso abrir nuevas líneas de producción: Santería, para el Caribe, tengo el mercado cubano ya preparadísimo para recibir Orishás a todo lo que dé la máquina... hay también una línea muy especial, muy selecta, para los satánicos... no vende mucho, pero promete... en lo hindú, no me meto, ya cubren ellos su mercado, aunque me gustaría, pero es un poco lioso, dioses con tantos brazos... entro cada día en mi complejo fabril -varios cientos de hectáreas, miles de compañeros obreros...- con ánimos renovados, dispuesto a darlo todo por los altos destinos del Socialismo... y, además, se que mis superiores siguen mi carrera y reconocen mi valía... me han llegado rumores de que, en muy altas instancias, se habla de mí para uno de los destinos más prestigiosos, lo que supondría la cumbre de mi carrera: la dirección de la Unidad Especial de Producción nº 8.529.... ¡La fábrica de Peppa Pig...!








 

viernes, 4 de diciembre de 2020

De tiempos terribles...

 Comentaba ayer que contaría dos anécdotas relacionadas con el Proceso de Burgos: ahí van...


A finales de 1970, el Proceso  -de hecho, Consejo de Guerra- contra dieciséis militantes de ETA, acusados de diversos asesinatos, constituyó un momento clave en las movilizaciones populares, uniéndose a ellas tanto en movimiento obrero como el estudiantil. Y no precisamente porque hubiese un amplio consenso sobre la legitimidad de la lucha armada contra el régimen de Franco; éramos clara mayoría quienes entendíamos que la Dictadura sólo podía caer como resultado de una lucha política... esa misma posición había mantenido yo en una tensa asamblea en la Facultad de Derecho, si bien no faltaban quienes consideraban que todos los métodos de lucha estaban justificados... pero la falta absoluta de garantías procesales, y la dureza de las penas solicitadas -muchas de ellas, de muerte- justificaban plenamente que la oposición a aquella farsa jurídica fuese generalizada entre la Oposición, ya importante y organizada en aquella etapa histórica, cuando a Franco le quedaban cinco años de vida, y a su régimen pocos telediarios más...

Pese a que mi posición había quedado clara -o, precisamente, por eso- pocos días después se me acercó en el bar de la Facultad una estudiante a la que todos, oficiosamente, por supuesto, considerábamos más o menos vinculada a ETA: para completar el misterio, sólo la conocíamos por su nombre, claramente vasco, aunque físicamente podría haber pasado por centroamericana... venía a pedirme un favor: al día siguiente venía a actuar Paco Ibáñez, en un recital cuya recaudación se destinaría a cubrir los gastos de la defensa del Proceso... ¿me importaría acompañarla a recibir al cantautor y estar con ellos hasta que abandonase Barcelona?

Ni que decir tiene, Paco Ibáñez era, en aquel momento, mi cantante preferido, y sus discos sonaban constantemente en mi casa, con gran cachondeo por parte de mi padre, que afirmaba que cantaba "como El Trallo", personaje boltañés de no muy afamadas condiciones cantoras... acepté encantado, sin parar cuenta en el nivel de colaboración que ello suponía: recogimos a Paco en una modesta pensión, lo acompañamos en taxi a un abarrotado local del Barri del Besós, asistimos al emocionante recital, tomamos, al salir, un bocadillo con él en un bar cercano, y lo acompañamos de nuevo al tren, con el tiempo bastante justito... todo ello, en un ambiente de cierta clandestinidad, que hacía que nuestras conversaciones tampoco alcanzasen una gran intensidad, mucho monosílabo, pocas posibilidades de hacerle todas las preguntas que hubiese querido sobre su vida y su obra... tampoco quedó muy clara cual había sido mi función, si de guardaespaldas -¡poco podía hacer yo, en ese campo!-, dar un mayor tono de formalidad a su recepción y acompañamiento, o pagar los taxis y el bocadillo, cosa que hice con mucho gusto y para "la causa", fuera esa la que fuere...


El proceso acabó, recayeron gravísimas penas, creo que seis de muerte, las protestas nacionales e internacionales arreciaron, y, finalmente, las penas de muerte fueron conmutadas por largas penas de prisión... pero todos éramos conscientes de que el Franquismo no iba a durar tanto, ni mucho menos, y, como así fue, pronto estuvieron en libertad, abjurando, además -salvo en un caso, me parece recordar- de la lucha armada: Mario Onaindía milito en el PSE. La posición de Paco Ibáñez respecto a ETA también quedó claramente reflejada, y durante un tiempo cantó a duo bellísimas canciones en Euskera junto a Imanol, que había pasado de colaborar en una fuga de presos a posicionarse claramente frente a ETA.... a Imanol me lo presentó, en un recital, en Barcelona, José Antonio Labordeta, y pude así felicitarle por su valentía y compromiso cívico...


Y ahora viene la segunda: los alumnos de Quinto de Derecho celebraban anualmente un "Juicio Bufo", que era el gran acontecimiento social de la temporada en la Universidad: el del año anterior, memorable, había contado con la actuación estelar de un entonces poco conocido estudiante, Pedro Ruiz, al que le esperaba una larga y triunfal carrera, aunque no precisamente en el Derecho, y junto a él actuaban otros alumnos que también ganarían notoriedad -buena o mala, allá cada uno con sus valoraciones - como Núria de Gispert o Carles Viver Pi-Sunyer...el juicio anterior había incluído la proclamación de una apócrifa Ley Orgánica del Estado  -la "Constitución" franquista- cuyo Artículo Primero rezaba así: "Todos los españoles, por el mero hecho de serlo, serán severamente castigados", añadiendo, a continuación que "Ministros, amigos de los ministros, amigas de los ministros y clérigos adictos, forman el Gobierno de la Nación".... todo ello aderezado con números musicales, que incluían historias sobre las relaciones extramaritales de conocidos catedráticos o, sobre todo, las grandes expectativas puestas en el ingenio y la prudencia del ya designado como futuro Rey, si bien es cierto que ni siquiera la fértil imaginación de los letristas pudo llegar a imaginar lo que el personaje iba a dar de sí.


Pues bien; en este caso, fue uno de los estudiantes de Quinto quien se puso en contacto conmigo: para 1971, tenían previsto celebrar un Consejo de Guerra Bufo, y requerían mi colaboración para formar un grupo de "Boinas Verdes": los guerrilleros del Ejército se habían encargado del servicio de seguridad durante el proceso: tenía que reclutar a ocho o diez alumnos, los que encontrase con más pinta de brutos, y su cometido iba a ser "cachear a todas las chicas, y hostiar a los tíos que se pusiesen chulos..."


Tened en cuenta que, en aquellos tiempos, yo tenía una cierta actividad teatral: el papel me encantó, lo vi lleno de matices y posibilidades... por brutos no iba a ser, el problema, quizás, sería encontrar boinas verdes, porque parkas del ejército -americano, a ser posible, las M65- teníamos, entonces, todos...


Pero el tema se frustró de raiz: muchos de los alumnos de Quinto disfrutaban de prórrogas por estudio, para incoporarse al Servicio Militar, y otros estaban en los campamentos para acceder a la condición de sargentos o alféreces de complemento: las autoridades militares se pusieron en contacto con unos y otros, y les comunicaron que, si se producía en la Facultad algún acto que pudiese considerarse injurioso hacia las Fuerzas Armadas, se anulaban de un plumazo las prórrogas, se expulsaba a los aspirantes de los campamentos, y ya veían cómo andaban las cosas por el Sáhara... tuve que disolver a mis "boinas verdes" y, en materia de cacheos, cada uno se tuvo que organizar en la medida de sus posibilidades...



martes, 1 de diciembre de 2020

En la Ermita de San Andrés...

 ... Viejas historias, según me las contaron...


Ayer se hablaba de la Ermita de San Andrés, en Boltaña; pregunté si alguien conocía la historia de los fusilados de la 43 División... yo la conozco por tradición familiar, por personas que ya no están entre nosotros, y no respondo de su fiabilidad, ni tan siquiera de mi memoria; como la recuerdo, os la cuento, sin más garantías...

Durante nuestra Guerra Civil, entre las unidades que se integraron en la 43 División del Ejército Popular, la que después protagonizaría la gesta de la Bolsa de Bielsa, figuraba inicialmente el Primer Batalló del Primer Regiment Pirinenc del Exércit de Catalunya, creado por la Generalitat, en  una generosa interpretación de sus competencias estatutarias, facilitada por el desconcierto generalizado a raíz del alzamiento militar... lo integraban jóvenes de familias burguesas barcelonesas -era una unidad de esquiadores, y muy poca gente sabía esquiar entonces- de ideología predominantemente nacionalista, y tuvo su sede en el Colegio de los Escolapios de la Calle Balmes, cerca de mi casa, donde aún se puede ver ´en el dintel de la puerta, el escudo de la unidad: el de la Generalitat, con una edelweiss en su centro...

La convivencia con el resto de unidades que guarnecían el frente republicano -situado entonces en la divisoria entre el Gállego -zona nacional- y el Ara -zona republicana- no estuvo exenta de problemas: los otros combatientes republicanos se mofaban de "las margaritas de Companys" -en referencia a las edelweiss que usaban como insignia- y de sus lujosos uniformes y equipamientos, comprados directamente en Austria, que contrastaban con la poco lucida uniformidad de los demás... las diferencias ideológicas -nacionalistas ellos, socialistas y comunistas, predominantemente, los demás- tampoco ayudaban demasiado... y no todo quedaba en broncas ocasionales: en el frente del Sobrepuerto, un capitán de los "Pirenencs" fue fusilado por "Cobardía ante el enemigo"... no había buen rollo, en una palabra...

Por hache o por be, un pequeño grupo de Pirenaicos tuvo la mala idea de desertar, intentando pasar a Francia, no sé con qué intenciones posteriores: al parecer, se apoderaron de un camión -eran no recuerdo si siete o nueve y, como veréis, el detalle tiene su importancia- . pero fueron descubiertos por sus compañeros, arrestados y sometidos a un consejo de guerra sumarísimo. 

El puesto de mando de la División se encontraba en la casilla de peones camineros, más o menos donde hoy está la entrada al Polígono Industrial de Troteras; recuerdo haber visto pintada su pared con un curioso esquema de camuflaje, el llamado "Mickey mouse", por las formas redondeadas de las orejas del personaje... supongo que se encargó la pintura a un soldado hincha del Barça, porque los tonos eran, por increíble que parezca, azulgranas... años después de haber sido demolida, aún nos metíamos los jóvenes en su refugio antiaéreo, un pequeño búnker con salida y entrada... seguramente el juicio, o lo que fuera, se celebró allí, porque fueron condenados a muerte y fusilados en el acto en sus proximidades, según me dijeron, y sus cuerpos enterrados junto a la vecina Ermita de San Andrés.

La disciplina, en tiempos de guerra, era así de dura... en todo el desgraciado episodio jugó un papel destacado el Comisario Político de la División, Máximo Gracia: Máximo era un socialista zaragozano, que había conseguido escapar a zona republicana escondido en una cuba que había contenido vino; la borrachera, contaba, le duró días... en Boltaña se alojaba en Casa Revilla, donde reinaba su dueña, mi tía Encarnación Revilla... Encarnación, los mayores la recordaréis como incansable organizadora de eventos religiosos, no era precisamente simpatizante de la República, pero su relación con Máximo fue bastante cordial... aquí ya imagino, pero quizás Máximo no mostró demasiado interés en los extraños ruidos que se oían en la falsa, donde mis familiares tenían escondido a Mosén Domingo, un cura de la Solana, creo que de Burgasé...

Tras la derrota, Máximo se exilió en Francia... pero allí fue la guerra a buscarle de nuevo: lo detuvieron los alemanes y lo entregaron a las autoridades españolas... esta vez fue él el sometido a un Consejo de Guerra Sumarísimo, con idéntico resultado, por cierto: penas de muerte, una por cada uno de los soldados fusilados...

Y aquí empiezan los hechos que he recogido por tradición familiar: su esposa subió ¡andando!, desde Barcelona a Boltaña, con su hija de pocos meses, para intentar reunir los famosos "avales", es decir, declaraciones favorables al condenado por parte de personas consideradas adictas al régimen de Franco... y fue mi tía Encarnación quien la acogió 
en su casa, y se dio tanta maña recogiendo avales que la pobre mujer volvió a Barcelona con un buen fajo de ellos...

En aquella durísima posguerra, vida y muerte pendían de un hilo: las sentencias a la pena capital caían en cascada, pero también es cierto que, en muchos casos, eran conmutadas por larguísimas penas de prisión... sería por los avales, sería por cualquier otro motivo, a Máximo le fueron conmutadas todas sus penas de muerte... cuando las potencias del Eje perdieron la Segunda Guerra Mundial, al régimen de Franco se le arrugó un poco el ombligo, y muchas penas de prisión fueron acortadas o condonadas... Máximo se encontró pronto en la calle... 

Como cabía esperar, estaba agradecido a mi tía y, por extensión, a toda la familia... cuando mi abuelo, hermano de Encarnación, venía a Barcelona, Máximo y su esposa entraban en el circuito ritual de las "visitas", esa institución de relación social ya desaparecida, que hemos sustituido por los grupos de Wasap... y en una de esas visitas los acompañé yo, entonces aún un niño... tengo un fugaz recuerdo de un señor ya anciano -quizás era más joven que yo ahora-, en bata y zapatillas, sentado en una mecedora, con las piernas cubiertas por una manta a cuadros, mientras su esposa, mucho más joven, nos hacía los honores de la casa, algunas galletas surtidas, supongo, y un café, aunque no para el niño... y recuerdo, eso sí, perfectamente, que desde las ventanas de su salón se veían los jardines del seminario de Barcelona, que trabajaba entonces a toda máquina para cubrir las innumerables bajas ocasionadas por la guerra... una última pena adicional, de la que sólo le liberaría, esta vez sí, la muerte...