viernes, 22 de marzo de 2019

Floridablanca, asuntos de familia...

Hoy escribía sobre los jesuitas y, claro, he tenido que recordar al Conde de Floridablanca...




Mi abuelo materno, Don Julio Delgado Torres, además de artista -escultor y fotógrafo- fue, durante toda su vida, probo empleado de banca: en aquella época, de un director de banco te podías fiar, no imagino a mi abuelo intentando vender unas preferentes a ningún ancianito; por eso tiendo a darle crédito cuando afirmaba que estábamos emparentados con Don José Moñino y Redondo, primer Conde de Floridablanca. Por vía indirecta, claro, porque Don José no dejó hijos conocidos... si contempláis el retrato de Goya y esta foto de mi abuelo, un cierto aire si se dan, ¿verdad...?



Uno no elige a sus antepasados: Blanca tiene entre los suyos al Ministro de Educación más reaccionario que ha padecido España, que ya es decir... de hecho, tampoco eliges a sus descendientes, ni casi nada... pero lo de Floridablanca, la verdad, me hacía ilusión, porque es un señor que, en líneas generales, me cae muy bien.

Y no porque expulsase de España a los Jesuitas, ni porque estuviese malmetiendo ante el Papa de Roma hasta que logró la disolución de la Compañía, no... a mí los Jesuitas siempre me han merecido un respeto: porque los inventó un vasco, y quiero mucho a los vascos; porque les dieron bien dado a los Protestantes, no hay más que ver lo que hicieron en Praga; porque son elitistas -yo, también, los tontos cada día me dan más repelús- ... Las historias sobre aficiones hacia las partes de tiernos alumnos no son exclusivas de ellos, ni de lejos... además, llegaron al Japón -les alabo el gusto- y, al parecer, les enseñaron a hacer el tempura... Floridablanca me cae bien porque, de entrada, fue un funcionario toda su vida, y fiel servidos del Estado, ascendiendo por sus méritos; fue un ilustrado, avanzado para su tiempo, metió mano dura a los más reaccionarios, se preocupó por las carreteras y, cosa más curiosa, como Presidente de la Junta Suprema Central, fue el primer Jefe del Estado Español que no era rey o regente, algo así como un Protopresidente de la República, cuando el impresentable de Fernando Séptimo andaba entre escondido y secuestrado en Francia... ostentando tal cargo murió, y con esos honores fue sepultado en la Catedral de Sevilla...sólo me hace duelo que no se entendiese con el Partido Aragonés de Aranda, con tan buenas relaciones que ha habido siempre entre Murcia y Aragón...

No mantenemos ningún contacto con el actual Conde de Floridablanca, pero hace ya años leí en la prensa una entrevista que le hacían: al parecer, era el creador de "Pocoyó", un muñequito héroe de historias infantiles que, la verdad, se me había pasado por alto, porque Pablo ya entró a saco en la era de Pepa Pig y la Pawn Patrol: pero lo de "Pocoyó" era una máquina de hacer euros, y el Conde alardeaba de su éxito empresarial, en el Mundo de la Libre Empresa, cantando las excelencias del Capitalismo, loando el esfuerzo personal del Emprendedor, y tirándoles unas cuantas puyas a los desdichados que todo lo confiaban al Estado del Bienestar... nada nuevo, vamos, lo que viene a ser un liberal, o un neocon, como queráis, vaya por Dios...

Ahora he actualizado esa información: al parecer, el Señor Conde no había creado el muñequito, más bien la empresa titular de los derechos sobre él: otro empresario más emprendedor que él le ha hecho -dice- una pirula, le ha desposeído de sus acciones, y está en la ruina, sin "Pocoyó", gastándose lo que no tiene en abogados, pleiteando a diestro y siniestro, y -dice también- "viviendo de la caridad"...

Bueno, pues el Capitalismo es lo que tiene, primo... si vivieses de la PIRMI, nadie vendría a robártela... y conste que no es que me alegre... eso sí: si la cosa aprieta y te tienes que vender el título, no lo pongas en Wallapop: me llamas discretamente, y trataremos de arreglarlo, que algunos ahorrillos tengo, y no te negaré que me haría ilusión ser Conde... sobre todo, para que no saliese de la familia, a ver si me entiendes...




miércoles, 20 de marzo de 2019

"Mis labios están sellados..."


Envié ayer un mensaje por Facebook bastante críptico, y prometí ampliar la información... 





Como recordáis, era una panorámica de Barcelona tomada desde un edificio bastante alto, inequívocamente un hospital o clínica, porque en su patio se veía un amplio espacio de parking reservado a ambulancias... muchos os preguntaríais: "Y, ahora, ¿qué le pasa a ese desdichado...?": pues ahí va la respuesta...

Desde hace bastante tiempo, venía notando una cierta disfonía, es decir, me cambiaba la voz, fenómeno que no se producía desde que tenía, más o menos, doce años... y no precisamente hacia un vozarrón viril y heteropatriarcal, de aguardentoso sargento chusquero de La Legíón, que, en el fondo, me hubiese gustado, sino hacia tonillos ligeramente aflautados y de capón, que poco añadían a mi autoestima... como sabéis -o deberíais saber, de hoy no pasa- una "afonía persistente" es uno de los síntomas a tener en cuenta en la lucha contra el Puto Cangrejo -que sigue atacando sin piedad a familiares y conocidos-, o sea que la cosa podía ser seria... "persistente" es uno de esos "conceptos jurídicos indeterminados" que te enseñan a odiar o amar en la Facultad de Derecho: ¿diez días? ¿mes y medio? ¿seis meses...?

Cuando ya había superado con creces esa cota prudencial, me decidí a hacer lo más sensato: visitar a un ororrinolaringólogo, ORL para los amigos... transcurrida la espera a que nos obligan los de todos conocidos recortes sanitarios, fui atendido por una amable doctora, que me metió un tubo flexible por un orificio nasal, y me sacó de dudas: no, creía que no andaba por ahí el Maligno -de todas formas, la biopsia dirá-, pero sí una lesión que describía, alternativamente, como "un callo" o "una piel levantada, con aspecto de moco", en una cuerda vocal, que había que eliminar por vía quirúrgica, y que, sin duda, era responsable de mi cambio de voz.

Las cuerdas vocales no son cuerdas, sino cuatro repliegues carnosos que cierran -o abren.-nuestra laringe, y que nos permiten hablar y, a los Elegidos de los Dioses, hasta cantar jotas... para operar en ellas -me explicaron- hay que introducir por la boca un tubo metálico de regulares dimensiones... ya empiezo a adquirir cierta práctica en dejarme meter cosas por mis orificios naturales, me pregunto cual será el próximo y qué cosa, pero en el caso que nos ocupa, requeriría Anestesia General... eso ya me hacía menos gracia, pero a ver qué vida...

Y a eso dediqué mi mañana de ayer: ingresé a las siete y media, entré en quirófano una hora después, a las diez subí a mi habitación, y a las tres y media estaba en mi casa, algo atontado -más que de costumbre, quiero decir-, pero con el problema -espero- felizmente resuelto...

De la experiencia en sí, puedo decir que, una vez más, he desarrollado un auténtico síndrome de Estocolmo hacia los profesionales sanitarios: desde el amable camillero que me permitió conservar puestos mis calzoncillos, ahorrándome la infamante braga de papel talla única, que me quedaba casi tanga -"total, ahí no te vamos a tocar..."-, y que desempeñó sus funciones de Barquero Caronte con alegría y precisión, la joven anestesista vitoriana en prácticas, que afirmaba haber casi olvidado su Euskera de Ikastola porque "en casa... ya saben...", la enfermera que me invitaba a pensar, mientras la anestesia surtía su efecto, en un sitio a donde me hiciese ilusión viajar -cité Islandia, el mismo al que quería ir su marido...- además, me han librado de una "lesión hiperqueratósica" -un callo, en Cristiano-, por la módica suma de 1.762,02 Euro, que habéis tenido el detallazo de pagar entre todos, como si hubiese hecho un Verkami... ¡Gracias, qué majos sois...!

Dos únicos problemas: el primero, dieta blanda y fresca; no me preocupa, se me ocurren centenares de cosas deliciosas blandas y frescas: la otra; seis días sin hablar...

Cuando me lo dijeron, casi me hizo gracia... lo tomé como una invitación a la meditación, una semanita Zen... luego me he dado cuanta de que no es tan sencillo renunciar a un hábito tan arraigado como es la comunicación oral... expliqué a Blanca y a mi hijo Borja que debían hacerme preguntas binarias -que pudiese responder con la cabeza -"si", "no"- o encogiendo los hombros -"¡Ni p.... idea!"-, me armé de una especie de libreta y un rotulador especial para caligrafía japonesa, para descubrir, con espanto, que mi escritura es prácticamente ininteligible, después de años y años de teclados de ordenador o de móvil... por las mañanas suelo estar solo en casa, cuando llega Blanca al mediodía suele ser ella quien tiene cosas que contar del Mundo, y todos sabéis que una buena convivencia conyugal -o cuasiconyugal, pero muy buena, como la nuestra-, requiere muchos silencios compartidos y cómplices... pero, aún así, se me escapan palabras... hace media hora he saludado con un prohibido "¡Hola!" al portero de casa, que barría el jardincillo debajo de mi galería... ayer probé a ponerme una tirita cerrando la boca, pero, al sacarla, me dolieron mucho los incipientes pelillos del bigote: hoy, cuando esté acompañado, usaré como mordaza esa braga de cuello de la foto... pero sé que va a ser duro, intentaré consolarme con la Séptima Proposición del Tractatus Lógico-philosophicus de Wittgenstein: "Wovon man nicht sprechen kann, darüber muss man schweigen": "De lo que no se puede hablar, mejor callarse"...