En la Senda del Oso, Proazas, Astúrias |
Parecía que una de las hermanas se ponía a tiro; Furacu acudía solícito, con una delicadeza insospechada en un bicho tan grande, mordía cariñosamente a la osa en el cuello, se disponía a entrar en acción... y la osa se alejaba, poniendo su trasero a buen recaudo; un "ohhhhh!" de decepción recorría la masa de turistas, y el pobre Furacu refrescaba sus ansias metiéndose en la piscina.. varias veces en nuestra presencia, se repitió la situación, defraudando nuestro deseo de que la cosa tuviese un final feliz, hasta que una cuidadora, dando el tema por imposible, empezó a tirarles manzanas desde el otro lado del cercado...
¡Venga, tonta...! |
Imaginando situaciones para mi Oso, parece bastante normal que lo enviase a Astúries, a obtener un primer éxito allá donde su colega Furacu había fracasado; pero no podía hacerlo por su cuenta: la vertiente política del asunto requería hacer entrar en el relato a otros personajes. Así aparece por primera vez el Presidente de la Comunidad Autónoma de Aragón, futuro amigo y jefe del Oso, que comparte alguna característica física y biográfica con el personaje real, con el que tan solo había yo mantenido una breve, pero agradable, conversación, al serle presentado por un amigo común, o se cita de refilón al President Montilla, de la Generalitat de Catalunya, o al propio Consejero de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón, que ejerciendo una responsabilidad anterior me había invitado amablemente a una Jornadas... ni que decir tiene que he tomado prestadas sus imágenes públicas bajo mi entera y absoluta responsabilidad, sin que en nada puedan o deban recoger mis personajes ninguna opinión o característica atribuibles a los reales...y en el improbabilísimo caso de que estos cuentos lleguen a sus oídos, espero que los acepten como una mera broma.
Igualmente, en el caso de Furacu...
¡Nada, tío, que hoy tampoco ligo...como si a ti no te hubiese pasado nunca! |
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Misión en Asturias
¡Hombre, tú por aquí otra vez, con la cámara a
cuestas…. Ya veo, hoy va la cosa de florecitas… pues cambia el objetivo, pon el
tele, que queda más natural, y me haces dos posados ahí en la ladera, sácame el
lado bueno, y luego ven aquí, que te voy a contar lo que me ha pasado, que, si
no lo cuento, reviento…
¿Te
acuerdas el día que nos vimos, que yo me iba tan contento porque había olido
una hembra en celo…? Pues fui siguiendo el rastro, que cada vez se hacía más
intenso, hasta llegar a un calvero en el bosque, donde alcanzaba ya niveles
embriagadores, turbadores… cuando más turbado estaba –no te rías, cabrón-, cayó
sobre mí una red, y un grupo de tíos con pantalones de pana, que me redujeron
en un momento, no sin recibir una buena ración de mangazos por mi parte, que
también tengo mi genio. Pero –perspicaz que es uno- ya me di cuenta de que
había un ambiente distinto, como de más respeto, no se… ni siquiera comentaron
lo gordo que se me había puesto el culo desde la vez anterior… en un momento, me pareció
vislumbrar, entre los árboles, varios Audis negros, tienen los jefes cerca
–pensé-, veremos qué pasa…
Pues
eso era, claro: me cepillaron para quitarme las brozas y dejarme más aparente, y se plantó ante mí
el mismísimo Presidente de la Comunidad Autónoma , ese, el de la barbita, buen
zagal, majo… vosotros tenéis uno un poco soso, ¿verdad?... ¡Ah!, ¿que tú eres
medio de aquí…? ya me lo parecía, por el acento, vamos, y que no te veo muy
industrioso, si me permites… Pues eso; pidió a sus acompañantes que se
apartasen a una respetuosa distancia, se sentó a mi lado, y entró rápidamente
en materia:
Resulta
que el Principado de Asturias tiene dos osas, dos hermanas un poco mayorcitas,
que viven en un cercado en semilibertad –eso dijo, te lo juro, como si la
libertad tuviese grados…- y están especialmente interesados en que se
reproduzcan: los oseznos, tan simpáticos, tan entrañables –sobre todo, si no
los tienes que aguantar tú-… venden mucho, ya se sabe. El Presidente de
Cantabria, que es un bocas, les ha prestado varios años un colega, un tal
Furaco, para resolver el tema: me pasa un dossier de prensa, y me quedo
acojonado… ¡vaya tío!... es un armario, dicen que es medio grizly…. Bueno, pues
mucha fachada, pero efectividad, cero: las osas siguen como Yerma, y los
asturianos, que llevan gastada una pasta, ya se han cansado y piden resultados.
En el último Comité Federal del partido, el Presi de Asturias le pidió al
nuestro que le echase una manita, que a Montilla no se atrevía a pedirle nada
porque lo veía un poco cabreado con lo de la Sentencia, y éste, que no sabe
decir que no, dijo que bueno, y aquí me tienes a mí…
De
todas maneras, la responsabilidad me abruma… intento una escapatoria, y le
propongo que envíe al Consejero de Medio Ambiente, que es más grande que yo,
pero me dice, susurrando, que no puede ser, que es del PAR y que, ya que no
tiene ningún oso afiliado al PSOE, prefiere pedírselo a un independiente…
¡sutilezas de los gobiernos de coalición!... me coge por los hombros, me mira
fijamente a los ojos, y me dice: “¡Hazlo por el Honor de Aragón!”
¡¡El
Honor de Aragón!! Yo, que soy hijo de eslovena, y de padre a saber… que he
nacido entre Andorra i l’Ariège, que me siento un ciudadano del Mundo… pero
esas chorradas te afectan, te lo aseguro… es lo que tiene el Nacionalismo, que
no necesita mucha cabeza, que es una cuestión de tripas… veo, en un momento,
revolotear alrededor mío a Agustina, al Conde de Aranda, a Goya, a Ramón y
Cajal, a Costa, a Conchita Martínez… Don Luis Buñuel me da un golpecito en la
espalda… “¡Anda, zagal, que son dos polvetes, veinte le hubiese echado yo a
Catherine Deneuve, si se hubiese dejado….!”
No puedo resistirme, me pongo firmes, levanto el morro, y grito con
todas mis fuerzas: “¡¡Señor, si, señor, lo haré…!!”: el Presi me abraza, veo
una lagrimita en sus ojos, y se despide de mí aplicando la Ley de Lenguas.
“¡¡Muy bien, muchacho/ apa, noi/ entabán, mesache!!”
Enseguida
entran los asesores de imagen: me dicen que me han bautizado –sólo para ésta
operación, me aclaran- y que, a partir de éste momento, soy “Cachirulo”, y me
atan un pañuelito a cuadros alrededor de la cabeza. Me siento un
poco ridículo, me recuerda al japonés ese que canta jotas, pero me miro en el
espejo, pongo las patas en jarras, y ya empieza a hacerme gracia el asunto…
A
partir de aquel momento, qué te voy a contar: ruedas de prensa, tratamiento
VIP, unas comidas que te mueres, un traslado en jet privado, una caja acolchada
y climatizada, y, cuando me doy cuenta, ya estoy en Asturias, patria querida.
Aquello es una pasada, está literalmente lleno de osos; huelo –nosotros ver,
vemos poco; nos olemos- lo menos quince o veinte en la misma comarca, yo, que
estoy acostumbrado a tener miles de hectáreas para mi solo, da un poco de agobio,
no se cómo aguantáis vosotros el “Metro”… y, en medio de un cercado, con su
piscinita y todo, me están esperando las chicas.
La
primera impresión no es ni buena ni mala: simpáticas, un poco pasaditas de edad
para mi gusto, mucho jijí, jajá, pero tienen toda la pinta de ser de las que,
cuando bailas lentos, te ponen los codos y hacen la cobra. Feromonas
no huelo ni una ni media, un poco a rancio, y a las gotitas de pipí que se les
escapan cuando les cuento algún chiste. La mayor, además, fuma. Preveo
complicaciones.
Pero
lo peor son los espectadores. ¡Es increíble! Alrededor del cercado hay
centenares de personas: veo ciclistas, con sus culotes amarillos o verdes
pistacho, excursionistas con sombrero y bastones telescópicos, fotógrafos,
montones de fotógrafos… ¡Niños! ¡¡Han venido con los niños! ¿Estáis locos? Me
imagino la escena, ésta mañana, el papá diciendo a sus hijos. “¡Venga, terminad
de desayunar, que tenemos que ir al campo, a ver follar a los osos!”, y el hijo
mayor, protestando… “¡Los osos follando, otra vez, no, que es un palo, cuatro
culadas y ya está,… prefiero quedarme en casa jugando con la consola…!” y la
madre, conciliadora… “¡Venga, Jonathan, cariño, vamos a ver follar a los
ositos, y luego haces un trabajo para Naturales, y, si te portas bien, te quito
el filtro de Internet y puedes entrar en páginas de chicas…!” Ya no tenéis
valores, ni sentido común, ni pudor… coreaban mi nombre. ”¡Cachirulo,
cachirulo, oé, oé oé…!! No sabía dónde meterme, la verdad…
Por
suerte, llega la noche.
Viene también un veterinario, que les pone unas inyecciones a
las mocitas, sale la luna llena, susurra el viento entre los árboles, un cuidador muy alcahuete toca la armónica
junto al río…, no voy a entrar en detalles… no, agudo, a mí no hay que ponerme
inyecciones.. tenemos un truqui, tenemos un huesecito… si claro, en la minga,
donde iba a ser, el os penis, bendito
sea, bien se nos vale… ¡Ya te veo la cara de envidia, cabrón...! vosotros,
mucha evolución de capacidad craneana, mucho pulgar oponible, y siempre os
olvidáis de lo fundamental… ¡Lo que ahorraríais en viagra! ¡La ruina para los
sicólogos argentinos, se acabaría aquello de “E’to, lo que vós tenés es un
bloqueo emosional….”!.... total, bien, para que negarlo, la cosa salió bien:
quedamos tan amigos, nos dimos los teléfonos, y a mi me devolvieron a Valle
Añisclo, que se está de coña, y hay poca gente mirando…
Y
ahora viene lo mejor: hace unos días me llegan las pruebas y…..¡¡Tachán!! ¡¡Dos
de dos, chaval!!, para ser la primera vez, pas mal, ¿verdad? Y aquí no hay que
hacer pruebas de ADN… ya las he llamado, y he quedado en pasarme para el
bautizo… pero, el más emocionado, el Presidente: parece el abuelo: otra vez ha
soltado la lagrimita, me ha abrazado, y me ha dicho que le pidiese lo que
quisiera. Pero ya sabes como son los políticos, le he dicho que me haría mucha
ilusión comerme un cazador, y enseguida han empezado los peros: que si generan
muchos ingresos con las licencias de
caza y los permisos de coto, que si van armados y son peligrosos… pero me ha
venido a decir que, si alguien encuentra a faltar un fotógrafo de Naturaleza,
que ellos harán la vista gorda…. ¡¡No corras, coño, que es una broma…. Que te
vas a matar…..!!
Julio
2010
…
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