miércoles, 29 de junio de 2016

San Pedro y San Pablo

Hablábamos anteayer de Moriello de Sampietro... hoy, de Sampietro y Sampablo.... os preguntaréis qué obsesión me ha entrado con el Santoral, pero es que, hoy, me lo han puesto a huevo...





Hoy celebra la Santa Madre Iglesia la festividad de San Pedro y San Pablo:  cuando pongáis la cruz en la casilla de la Declaración de Renta, recordad que poco habría durado el invento sin la aportación de estos dos gigantes: sin quitarle méritos a Jesucristo -sólo me faltaría, a estas horas, recibir un rayo, por blasfemo-, la Iglesia Católica en particular, y el Cristianismo en general, son fruto del esfuerzo de Simón, llamado "Piedra", Kefas", el tozudo pescador de Tiberiades, y de Saulo de Tarso..., el judío culto y pijo, ciudadano romano helenizado, convertido a la Fé Verdadera a última hora...  todo el que ande por el mundo de la emprendeduría y las start ups, ahora tan de moda, sabrá que buenas ideas las tienen muchos, pero que el éxito empresarial requiere de la capacidad organizativa y el empuje, que, en éste caso, aportaban Pedro -el tradicionalista- y Pablo -el transgresor-, padres al alimón de aquella locura que fue el primer Cristianismo, al que se apuntaban emigrantes, pobres, esclavos, mujeres y militares sin graduación, y en cuyas filas no me hubiese importado figurar, aunque solo fuese por meter la mano debajo de las togas purpúreas y tocarle bien tocadas las narices al corrupto establishment romano... felicidades, pues a todos los Pedros, los Pablos -empezando por mi nieto, por supuesto-, las Petras y las Paulas... y, ahora que definitivamente ha entrado en su ocaso el Sol de nuestra efímera gloria futbolera, un cariñoso recuerdo al Pulpo Paul.

Me hubiese gustado poder felicitar hoy, y desear los mayores éxitos, al Presidente y el Vicepresidente de un futuro gobierno de regeneración moral y democrática de mi país: el orden, la verdad -ya sé que a ellos no- me importaba un pito, porque el uno sin el otro poco podrían hacer... pero mis conciudadanos no han estado por el tema... en mi ya lejana juventud era relativamente conocido un trío musical de folk, Peter, Paul and Mary; me encantaban sus canciones... pues bien, ni Peter ni Paul; se ha llevado el gato al agua Mary... ano. A Pablo, como a su antecesor, le han cortado la cabeza; Pedro sigue teniendo las llaves en su mano, pero todos sabemos a quién se las va a dar, y, si no, al tiempo... la Voz de Dios ya ha tronado desde El País, y dudo mucho que se atreva a desafiar sus iras, buen chico como es...

La Fortaleza de Pedro y Pablo, sobre las frías y limpias aguas del Neva, domina la vecina ciudad de los tres nombres: San Petersburgo, Petrogrado, Leningrado, otra vez San Petersburgo... la aguja dorada que la corona rivaliza con su vecina del Almirantazgo. La Petropavloskaya es hoy un pacífico parque de recreo, donde vi a un orgulloso padre enseñar a su hijo de diez o doce años a manejar un cañón... ese especial cariño de los rusos hacia la Artilleria, "Vojna Bog", "Dios de la Guerra", la llaman... Hay hasta un pequeño restaurante de aire bastante soviético -es decir, frugal, cutrecillo y tirando a honrado- donde, por cuatro cuartos, comí un Borsch muy rico y una lengua guisada sensacional.

Pero no siempre fue un lugar tan inocente; cuando las Fuerzas del Orden reprimieron la Revolución de Diciembre de 1825, un primer intento de jóvenes militares -procedentes de la aristocracia- de limitar la autocracia zarista, cinco de los sublevados fueron condenados a muerte: pusieron la soga al cuello del poeta Kondrati Ryleyev, se abrió la trampilla bajo sus pies, la cuerda se rompió, y se pegó una enorme culada en el foso... se levantó, sacudió el polvo de su uniforme, y masculló con desprecio a sus verdugos... "¡No sabéis ni ahorcar...!" ¡Gloria a ti, poeta inconformista, y a todos los que se han dado alguna culada en su vida, y las que se darán... !


PS: en la primera versión, Ryleyev participaba y moría en la Revolución de 1905; para esas fechas, habría ya muerto igualmente, pero de viejo: la Desembskaia ocurrió realmente en 1825; gracias a mi sabio amigo Joan Auladell por descubrir mi metedura de pata...




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