viernes, 13 de noviembre de 2015

Un chiste borde y cruel

Hoy os voy a contar un chiste borde y cruel que, en el fondo, son los que me gustan...

Padre e hijo, encorvados sobre sus azadones, están trabajando en su finca; junto a ellos, se detiene un coche de matrícula extranjera; baja la ventanilla y un caballero, sacando medio cuerpo afuera, les pregunta: 

"Do you speak English?"

Gesto de extrañeza de ambos... el caballero insiste:

"Parlez-vous Français?"

"Quéee...?"

"Sprechen Sie Deutsch?"

"¿Lo cualo...?"

"Lei parla Italiano...? Govoristi po Ruski...?

"Mire, señor, no le entiendo..."

El caballero saluda con la mano, sube la ventanilla, y arranca... padre e hijo lo ven alejarse... el hijo suspira y dice:

Ay, padre, qué bonito debe ser hablar idiomas...!"

Y el cabrón del padre le contesta: "¡Si, para que luego te sirva como a ese...!"

¿Y por qué os cuento esto...? no me quito de la cabeza la imagen de Artur Mas, la noche de las elecciones del 27 de septiembre, gritando con la mano extendida: "¡Hem guanyat, hemos ganado, nous avons gaigné, we have won...!" "¡Lástima -pensaba yo- que os hayáis visto en la imperiosa necesidad de matar al Padre, cosa sumamente recomendable, según Freud: él os lo podría haber dicho también en Alemán, Wir haben gewonnen!" Ahora, con las nuevas imágenes aún vivas del papelón que ha hecho en la Sesión de Investidura, mendigando limosna de amores a aquellos que, no hace tantos años, mandaba expulsar de la Plaça Catalunya a porrazo limpio, y viéndose negado dos veces -por lo menos no ha batido el "record" de Jesucristo- seguramente pensará que tanto idioma y tanto "Bussiness friendly" para eso...

En el fondo, te comprendo, Artur; yo también era el primero de mi clase -bueno; empatado con un amigo, y eso también explica cosas-, y sé muy bien cómo te marca, vaya si te marca... sólo te faltaba que esa especie de walkiria de cámara, ninfa tonante, sirena de secano que tenéis te escribiese un libro llamándote "Rey Artur"... no es que me compare contigo, por supuesto, nada más lejos de mi intención, tu has llegado ahí... si bien es cierto que las veces en que yo he hecho el ridículo -que no han sido pocas- no tenía allí la tele para retransmitir en directo la cara que se me quedaba... hoy, cuando lees un editorial en "La Vanguardia" -¡"La Vanguardia", que está en la mesa del desayuno de todas las Tietas Marias y Catalans Emprenyats del País!- donde tu subvencionadísima Prensa te recuerda que "Se puede perder todo, menos la Dignidad", el sapo te debe venir travesero, que es como peor se tragan.

No te preocupes demasiado, Artur; esas cosas pasan... lo malo es que, una vez que han pasado, ya no tienen remedio; podrás salirte con la tuya dentro de varios días o varias semanas, porque eres astuto o porque encuentres tus Tamayos -que debéis estar buscando hasta debajo de las piedras- pero el ratito de ayer ya no te lo quitará nadie, y cada vez que alguien, delante tuyo, parezca estar conteniendo una sonrisa, lo mirarás de reojo y pensarás: "¿Se estará riendo por aquello...?" O no, quizás ayer fue tu último gran momento, quizás le toca a otro ocupar tu lugar... también son cosas que pasan; no serías el primer Moisés que se queda atrás, viendo, a lo lejos, perderse la polvareda del Pueblo que marcha hacia la Tierra Prometida, ese mismo Pueblo que -tú bien lo sabes- estaba ayer al borde del abismo, y que gracias a tu esfuerzo, tu visión de futuro, tu tesón, tu mano firme... está hoy a punto de dar un gran paso hacia adelante.


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