lunes, 7 de noviembre de 2016

Viaje en el espacio, viaje en el tiempo... 1

Irene y Ramon quieren enseñarnos dos de los atractivos turísticos de Angola: las "Quedas" -cataratas- de Calandula, y las "Pedras Negras" de Pungo Andongo... dos días de viaje por el interior de Angola, un peculiar viaje también en el tiempo...



Salimos de Luanda de madrugada, aún de noche; los países tropicales viven en un perpetuo equinoccio; doce horas de día, doce horas de noche, y los ritmos se adecuan bastante al ciclo solar; se trabaja de seis de la mañana a seis de la tarde; pero como los tiempos de desplazamiento son muy largos, mucha gente sale de su casa de noche cerrada -los crepúsculos son muy breves-, y vuelve de noche también.

Circular a esas horas por las vías rápidas de Luanda es, sencillamente, aterrador; muchísima circulación, muchos vehículos en muy mal estado, altísimas velocidades... los "candongueiros", los microbuses colectivos, los hay a millares, entran y salen de las autovías cuando buenamente quieren; por los arcenes circulan también miles de peatones; como hay pocos pasos elevados, muchísimos se arriesgan y cruzan las autopistas, sorteando el tráfico... y no es fácil distinguir a una persona negra, vestida de oscuro muchas veces, y con las luces de cruce... si el Gobierno de Angola me aceptase una sugerencia, estoy seguro de que regalar a cada ciudadano un chaleco reflectante añadiría tres o cuatro años a la esperanza de vida...

Las autopistas y autovías urbanas están, generalmente, en buen estado: pero tienen una peculiaridad muy peligrosa: como no hay pasos a distinto nivel, los cambios de sentido se efectúan mediante vías lentas en el carril izquierdo y giros en "U", que te permiten incorporarte en sentido contrario, también por el carril de la izquierda, y todo eso con tráfico muy rápido: como los puntos de giro están bastante distantes, no es infrecuente, si vas, por ejemplo, en dirección Norte, entrar en la autovía y conducir varios kilómetros en dirección Sur, hasta poder girar... resultado: yo, que voy siempre de "paquete", me despisto por completo si me faltan puntos de referencia como, por ejemplo, el mar... veo el anuncio de una autoescuela "Aprender aquí te faculta para conducir en cualquier parte del Mundo".... estoy absolutamente de acuerdo: hasta en Italia, que ya es decir...

Ahora nos incorporamos a la autopista de 120 km. que circunvala toda la Provincia de Luanda: empezamos a ver cosas sorprendentes ... la primera: a pocos cientos de metros de la vía, se levantan enormes ciudades absolutamente nuevas; construidas por los chinos en los últimos años de bonanza económica, tienen 800.000, 500.000 habitantes... en una de ellas cabe todo Aragón, por ejemplo... edificios altos, aparentemente bien construidos; nos cuentan que las viviendas son amplias, cuatro o cinco habitaciones, adaptadas a la demografía angoleña, de familias muy numerosas... los servicios están muy por encima de los estándares del centro de Luanda; vemos muchísimas ventanas iluminadas, señal de que los va llenando una creciente clase media local... el problema es que son sólo ciudades-dormitorio, sin apenas puestos de trabajo, y las comunicaciones con Luanda son muy precarias, tan solo mediante el automóvil privado, por vías más que saturadas; se habla de crear un servicio de ferrocarril de cercanías, pero los proyectos, mientras no suba el barril de petróleo, están parados...

La autopista permite también tener una clara imagen de la presencia china en Angola: pasamos ante una "Chinatown" y una "Cidade China", extensísimos polígonos industriales y comerciales; la mayoría de los carteles que vemos están en Portugués y Chino, y, algunos de ellos, tan solo en Chino, ya os arreglareis... veremos también las plantas donde se construyen las primeras motocicletas y los primeros automóviles angoleños: la inmensa cantidad de contenedores nos hacen sospechar que, pese a los anuncios bien visibles y triunfalistas, son meras plantas de montaje, pero por ahí hemos empezado todos... junto a la autopista hay también modernos equipamientos deportivos: un Estadio que se da un aire al Allianz Arena de Munich, que parece que marca la tendencia en los nuevos estadios, el "Donut look", y un cúbico y polícromamente iluminado Palacio de Deportes, para una burrada de espectadores, donde recientemente se ha celebrado un campeonato mundial de Hockey sobre Patines... hay también un parque de atracciones que ha abierto hace poco... palpamos la pujanza de la Angola moderna, quizás algo agazapada ahora por la crisis económica, pero que está ahí, ahí está lo construido, hay potencial de futuro, sin lugar a dudas...



Salimos de la autopista en dirección Este; pasamos por la entrada del que será nuevo aeropuerto de Luanda -que dejará, así, de tener un aeropuerto urbano; desde allí al centro de la ciudad, hay prácticamente, con las vías actuales, una hora de camino-, y una enorme reserva de terrenos destinados a proyectos urbanísticos: el paisaje, al amanecer, nos muestra ya un cambio importante; atravesamos una sabana seca, donde dominan las siluetas espectrales de los baobabs, los "imbondeiros", que mañana, a la vuelta y con el sol poniente detrás, nos ofrecerán unas fotos espectaculares, la imagen misma de África... los pueblos escasean, las distancias entre unos y otros se van alargando...

Imbondeiros: bellísimos...


Pronto la carretera empieza a serpentear, adaptándose a un paisaje cada vez más montañoso: con la montaña vienen las nieblas, que se transforman en una suave llovizna; el paisaje es más verde, según vamos subiendo, y a ambos lados de la carretera nos envuelve el bosque tropical, con árboles más altos, adornados con lianas... se parece más a las selvas de nuestras películas africanas... para completar el cuadro, algunos tenderetes, al borde de la carretera, ofrecen "macacos" -monos- muertos, que son apreciados como comestibles, y unos grandes roedores, entre la rata y el conejo, llamados "ratas do mato", ratas de bosque... estamos dejando ya la llanura litoral, y entrando en las tierras altas del interior; sigue haciendo calor, pero más seco y saludable; con gran sorpresa y alegría, dejaré de sentir esa sensación pegajosa del calor húmedo que no me ha abandonado en Luanda salvo en los ratitos en que podía disfrutar del aire acondicionado.

Hemos entrado en la Provincia de Cuanza Norte, y el paisaje vuelve a ser más llano, pero mucho más verde, y cada vez las acacias africanas, de ancha copa, van ganando terreno a los imbondeiros. Las pequeñas aldeas se suceden; ahora predomina la construcción en adobe, con techos de chapa o de paja; a lo largo de la carretera hay puestos de frutas y verduras y, como veremos también, de carbón: el carbón se obtiene por el expeditivo procedimiento de quemar el bosque; vemos varias veces esos fuegos, que no parecen afectar grandes extensiones, ni propagarse fuera de control; tampoco se ven espacios quemados por fuegos anteriores; tengo la impresión, quizás equivocada, de que el impacto de esos fuegos no es excesivamente grave, y que la Naturaleza se recupera bastante bien.



Con sus antenitas...


En todas las aldeas ondean banderas del MPLA, el partido mayoritario, prácticamente igual que la bandera nacional: viniendo de la hiperventilada Catalunya, esa profusión de banderas no llama demasiado la atención; en todo caso, los mástiles no son tan altos y recios como los que sostienen estelades en los pueblos de la Catalunya interior; el aspecto positivo es que también se ven banderas de otras opciones; las de UNITA, con el gallo, las de otra escisión de UNITA... a un año de las elecciones, falta saber si su ley electoral ordenará prohibirlas durante el día de los comicios, y si los "sobas", los jefes locales, acatarán las sentencias al respecto... también se ven locales de los partidos y de la Unión Angolana de Mujeres, la rama femenina del MPLA. No sé si las mujeres de UNITA tienen organización propia...

Mención especial merecen las carreteras: su estado varía constantemente: a tramos recién construidos y con el firme en perfecto estado, suceden otros absolutamente hechos polvo, con socavones y zanjas prácticamente insalvables: vemos a un camión que ha hundido su rueda trasera en una de esas trampas; las ruedas delanteras están en el aire... por suerte, las carreteras son anchas y con buenos arcenes, porque en esos tramos se conduce, sin reducir demasiado la velocidad, zizagueando para esquivar los "buracos" -agujeros-; tan sólo se frena cuando los "buracos" cruzan toda la carretera; entonces hay que salvarlos como se puede... Ramon conduce como si hubiese nacido allí, ante nuestra total admiración; eso sí, cuando vuelva a la Península, le va a hacer falta un buen periodo de adaptación, si no quiere perder todos los puntos en una sola mañana...

Nos dicen que los accidentes de tráfico son la segunda causa de mortalidad, después de la diabetes que, al parecer, causa estragos; a un lado y otro de la carretera se ven los despojos calcinados de coches y camiones accidentados, que, por lo visto, nadie retira, ni tan solo para aprovechar la chatarra. Hay también algún tanque, reliquia de la guerra, pero la mayoría de los restos proceden de esa nueva guerra civil, la de los conductores contra un tráfico absolutamente indisciplinado y unas infraestructuras peligrosísimas. Me parece milagroso no haber presenciado ningún accidente serio, dejando aparte esas caídas de vehículos en simas...

Este no se cayó en un bache...


La presencia policial se reduce a controles, eso sí, frecuentes, pero algo peculiares.En el primero de ellos, un amable policía se nos dirige, sonriente, y pregunta si tenemos "una gasosa", que puede ser desde una cerveza a una cocacola... aclara que tiene hambre -"o fome...". El mensaje es claro; doscientos cuanzas -un euro- y podemos proseguir; nos despide haciendo adiós con la mano... pararemos más adelante en otro más serio, de la Policía de Emigración, acompañados de soldados en uniforme de camuflaje; en este caso, después de comprobar durante largo rato nuestros pasaportes, un policía elegantemente uniformado -con divisas que no llego a interpretar, parecen de oficial- nos expresa su alegría por ver que vamos a conocer las bellezas turísticas de su país, nos desea un feliz viaje... y no nos pide ninguna "gasosa". Quiero decir que no se puede generalizar.


La vía del tren...


Ahora vamos a atravesar N'Dalatando, la capital de la provincia, conocida durante el periodo colonial como Vila Salazar: nada que recuerde al viejo -creo que ya nació viejo - profesor de Economía -en eso, por lo menos, coincidimos-, beato y seguramente virgen, el más atípico de los dictadores fascistas, que murió sin saber que, por su avanzado deterioro físico y psíquico, había sido apartado del poder; N'Dalatando es un caos total, miles y miles de casitas de una sola planta, casi chabolas, sobre una enorme extensión, sin que se entrevea una trama urbana: aquí y allá, edificios administrativos, como el que, orgulloso, corona una colina en un extremo de la ciudad; la carretera pasa sobre una vía de ferrocarril, seguramente en desuso -se están recuperando ahora algunas de las líneas de la época colonial- rodeada también de construcciones sumamente precarias... tendremos tiempo, a la vuelta, de visitar su jardín botánico, su principal atractivo.

Paramos en una gasolinera. Como todas las que veremos, son modernas y están muy limpias. Tiene también una pequeña cafetería, donde tomamos algo; el café, como en todos las tierras que fueron portuguesas, es excelente. Hay unos estantes dedicados al "Club del Libro", ocupando el nicho ecológico que, en las gasolineras españolas,  corresponde a los videos pornos y los CD de "El Fary": me dirijo a ver qué tienen allí: Una edición, profusamente ilustrada, del Kamasutra: hasta ahora, bien; que no decaiga la afición. Una traducción de Maupassant. Un libro de crítica literaria sobre un autor que desconozco. Un informe sobre la producción de armamentos en el Mundo. Un estudio sobre el empleo correcto de un determinado tiempo verbal en el Portugués Moderno, tema seguramente conflictivo. Una cartilla escolar donde "Palanquinha", un simpático personaje, inspirado en la Palanca Negra, el antílope símbolo nacional de Angola, enseña a los alumnos lo que, en mi adolescencia, se llamaba "Matemáticas modernas", es decir, Teoría de Conjuntos... me alejo, alucinado... si éstos son los libros que se leen en una capital de provincia angoleña, esto es la Atenas de Pericles, pero con más cachondeo, lo digo por el Kamasutra...

Río Lucala


Seguimos nuestro viaje, por las tierras regadas por el río Lucala, al que veremos despeñarse en las famosas cataratas que vamos a visitar. Pero antes tenemos que llegar a Cacuso, donde reservaremos habitaciones en un hotel... apenas son las once de la mañana, pero eso queda ya para otro día...


Cacuso: las "Quedas", a cuatro pasos...








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