jueves, 22 de febrero de 2018

Oporto, hija de un río...

... y a mí me gustan las ciudades con río... más que las ciudades con mar...








¡¡Un momento...!! ¡Dejadme que me explique, no empecéis a lapidarme...! el mar no tiene nada malo, en lo absoluto, pero lo considero un exceso... tanta agua... ¿para qué....? yo me quedaría, como mucho, con los cien primeros metros, o la cota donde vivan atunes y bacalaos... pero, ¿la Fosa de las Marianas...? ¡¡Diez kilómetros tó p'abajo, poblada de seres feos, de ojos saltones, gambitas de colores, sin sustancia... y las olas... ¡sobrevaloradas!, me he bañado en una piscina en Budapest, con olas, y son bien fáciles de hacer... total, en el mar, lo mejor está en la orilla... los percebes, en las rocas; las ostras, en bateas; las almejas y las chicas en topless, en la arena... aún me gustan las ciudades con mar que parece río, y estoy pensando en San Sebastián, en Santander... pero, en la playa de Barcelona, miras al frente... ¡si aún se viesen al fondo los blancos minaretes de Argel, o, por lo menos, Sa Dragonera y la Serra de Tramuntana..!. ¡nada, una raya monótona, igual a derecha e izquierda, sólo rota por la silueta de algún portacontainers... !

Me gustan los ríos porque son útiles -se pueden beber, puedes hacer molinos-, humildes, y a la medida del Hombre: por lo menos, a la mía; soy hombre de río y animal de gorga, lo sé desde siempre: me gustan los ríos porque, generalmente, se les ve la otra orilla, y sabes que, como nosotros, tienen principio y final, hasta en eso son humanos... y me gustan las ciudades apiñadas junto a un río, volcadas en un río, que nacen del río, y en él encuentran su razón de ser...

Por eso, entre otras cosas, me gusta Oporto; es una ciudad fluvial, su madre es el río, sin río no estaría allí... el "Porto" donde nació es el puerto fluvial del Douro, el Duero... tengo poco trabajado el Duero, y es una pena: lo he visto en sus tierras sorianas que tanto amaba Antonio Machado -ayer un amigo recordaba el triste aniversario de su triste muerte en el exilio-, bajando jovencito de las peñas del Urbión, y lo he cruzad varias veces más, pero pocas, puede decirse que me lo he bebido, pero no lo he vivido... es río tanto o más de vinos que de aguas, en Rueda, en su Ribera... y, por supuestísimo, aquí...

Volcada he dicho, y así está Oporto, volcada en el río... si Roma se fundó sobre siete colinas, Oporto está construida sobre auténticas cordilleras, de dimensiones himalayianas... para ir de un barrio a otro, pocos cientos de metros a vista de passarinho, tienes que coronar ásperos collados, tomar aliento, crestear sobre el vacío y, luego, acometer la cumbre... comentábamos con Blanca que no se veían ciclistas... propongo a los astutos empresarios sobrarbenses de "Zona Zero" que asesoren a sus colegas de Porto para transformar su ciudad en un gigantesco circuito de bici de montaña, aún sabiendo que un fallo en los frenos y eres hombre muerto, descalabrado y ahogado... el lunes tengo prueba de esfuerzo con mi cardiólogo, y digo yo si no me la podrían convalidad por un certificado del ayuntamiento de Oporto: "O senhor António Delgado Revilha ficou no Porto treis dias..."

Te dejas caer por las calles que conducen a la Ribeira, que, si nevasen, serían todas pistas negras, y, en la última revuelta, ya brillan al fondo las aguas del río... y te acercas a su orilla, envuelto en el bullicio humano de los paseos, por la tarde, junto a los animados bares, y te detienes a ver pasar los yates de pijos, los barquitos de turistas, los rabelos...

En  los rabelos está una de las claves de Oporto; las viñas donde nace el vino están a bastantes kilómetros, aguas arriba: las uvas se recogen, se pisan (manualmente, iba a decir, pedestremente es lo más correcto), el mosto fermenta, se enbarrican y, transcurrido un tiempo prudencial, los rabelos bajan las barricas hacia las bodegas de Porto, o, más correctamente, de la villa hermana, Vilanova de Gaia, porque Porto acaba en el río... son los rabelos barcas bajas y largas, de bellas maderas, propulsadas a vela las antiguas, las nuevas vaya usted a saber, y -ahora me meto a etimologista- quizás les viene el nombre del largo timón, como un gigantesco rabo, que hunden en las aguas desde su popa... parece que aún siguen funcionando, se ven muchos y en buen estado, dejando aparte los que han sido tuneados para transformarlos en transporte de turistas... al caer la noche, cuando la turistada empieza -empezamos- a desaparecer y las orillas del río recuperan su calma, los millares de gaviotas que, durante en día, se han cagado literalmente en nuestras cabezas, reposan también en las bordas, las vergas y los "rabos" de los rabelos...



Pero más aún que los ríos, me gustan los puentes... no conozco mejor obra del ingenio humano que el puente; lo que acerca, lo que une, lo que facilita el paso de uno a otro lado... bien hacían los romanos -que lo hacían casi todo bien- en tener por supremo magistrado al "Pontífex", el  Hacedor de Puentes, y cuantos Pontífices nos harían falta hoy... en Oporto voy servido: el crucerito que haremos por el río se llama "De los seis puentes": los hay de todos los tipos; de autopista, urbanos, de ferrocarril, por uno pasa el "metro"... muchos tienen el inequívoco aire de haberse construido con cargo a los Fondos Estructurales Europeos... por poner faltas, falta uno de gaseoducto -lo he visto en el Danubio-... y, ya poniéndome cruel, uno de Calatrava, son tan divertidos...

Aunque, en realidad, los seis puentes son cinco y uno: O Ponte, el Puente de Don Luis Primeiro, el puente que conocíamos todos los que no conocíamos aún Oporto...



El Puente de Don Luís Primeiro es de Eiffel, el de la torre; se podrá decir de él lo que se quiera, pero el tío dominaba el Mecano: a mí, seguro, me hubiesen sobrado media docena de vigas, y hubiese dejado treinta o cuarenta tornillos sin poner... la Torre Eiffel es un ejemplo de chulería, de ahí queda eso, ¡olé mis c....,!, pero el Puente Don Luís Primeiro es bello y útil, y poco mejor se puede decir de algo o alguien... sus dos niveles reflejan la orografía del lugar; para ir de uno a otro, hay un funicular, o un gasto de por lo menos 1.000 kilocalorías... por el nivel superior, pasan el metro y los turistas, el metro tocando la campanilla como un loco para que se aparten los turistas... por el nivel inferior, coches -pocos- y turistas, muchos más turistas aún...



En el sitio donde se construyó O Ponte hubo, tiempo atrás, un puente de barcas... una pequeña capilla recuerda la catástrofe que allí sucedió cuando, estando las tropas napoleónicas a punto de entrar en la ciudad, miles de vecinos corrían a refugiarse en ella, entraron todos a la vez en el puente, éste se hundió... ya os podéis imaginar... digo yo que Eiffel les podía haber construido el puente gratis, en desagravio por el desastre que causaron sus paisanos, qué menos...

Pero hasta O Ponte tiene truco; está en el lugar más estrecho del río, entre dos colosales columnas rocosas... vi indicaciones de un recorrido geológico interpretativo de la "Foz do Douro", me gustaría que mis amigos zaborrólogos del Geoparque de Sobrarbe me lo explicasen: las rocas donde se asienta O Ponte son oscuras, casi negras, antiguas, muy antiguas, nada que ver con nuestras calizas y areniscas sobrarbenses, que son de anteayer, total, hechas de bichitos... esas piedras del Douro parecen venir del fondo de la noche de los tiempos, de la era de los romanos, qué se yo, o de antes aún... piedras raíces, parece que toda la Península Ibérica se apoye en ellas para no caerse directamente al Atlántico y acabarla de joder de una vez...

A pocos kilómetros de O Ponte, O Douro ya es una lámina mansa, que baña puertos deportivos y edificios de lujo con vistas privilegiadas, dobla una escollera con farito en la punta, y muere dulcemente en el Océano... pero poco interés tiene su muerte, en el fondo, todas las muertes vienen a ser lo mismo, lo diverso y divertido, con un poco de suerte, es la vida, y la vida, a estas alturas, ya queda atrás...






miércoles, 21 de febrero de 2018

Lello e Irmao: el Paraíso existe...

Conforme van pasando los años, la existencia del Paraíso me va pareciendo una hipótesis más interesante, aunque poco probable...







Pero el Paraíso, para ser digno de ese nombre, debe estar necesariamente personalizado, "customizado", como se dice ahora... para algunos debe incluir elementos tan superfluos para mí como grandes estadios repletos de masas abanderadas y aullantes, donde sus equipos favoritos ganen siempre por goleadas con "hat tricks" de sus líderes... no he pisado nada similar desde que tengo uso de razón, ni pienso hacerlo, a no ser que se me manifieste una peculiar demencia senil...

Mi Paraíso requiere equipamientos muy concretos: una gorga de aguas frescas y limpias -y pocos turistas- donde nadar, y, muy especialmente, un sillón Poang -de nada, Ikea- con buena lámpara, o una tumbona en mi terracita de Boltaña... y libros, decenas, centenas, millares de libros para toda una Eternidad, libros variados, todos interesantes, todos absorbentes, interminables y, a la vez siempre cambiantes... libros que te cambien la vida -en este caso hipotético, la muerte-, que te hagan cada día más sabio, o más sensible, o ambas cosas, más adulto y más niño a la vez...

Pero los libros no nacen en los árboles; esa provisión inagotable requiere sus propias fuentes; Bibliotecas o Librerías fluviales, oceánicas, tanto me dan unas u otras, las librerías son más caras, pero para pocas cosas me importa menos gastar el dinero... librerías borgianas, inacabables, eternamente renovadas...



Hay en Porto algo que te aproxima a ese ideal de libraría paradisiaca: porque, además de llena de libros, muchos, muchos libros, también es bella: coincido con mi suegro, Sergi, en que los libros son el más hermoso elemento decorativo, y aquí se aúnan con maderas talladas, toda una selva de madera bellamente labrada, donde se adivinan manos de ebanistas orgullosos de su oficio... hay también cristales, no menos hermosos, y las formas curvas, cálidas, acogedoras... configuran un espacio donde no te importaría nada que se te olvidasen al cerrar y tuvieses que pasar todo un fin de semana allí encerrado, como en un culto y apacible claustro materno... si cerrasen los fines de semana, que no es el caso...



Lello e Irmao, que es el nombre de la librería, ha aparecido en algunas películas especialmente dirigidas al público adolescente, como la librería del Centro de Formación para Magos donde cursó sus estudios Harry Potter; no tengo absolutamente nada en contra de la magia y la brujería, me parece una excelente elección el escenario, y no me importa, al contrario, que esa fama mediática atraiga hacia la Librería una importante cantidad de jóvenes turistas... podrá ser un poco incómodo que un jóven con gorrito de punto te fastidie una buena fotografía, pero te alegras lo indecible de que esos muchachos y muchachas estén allí en aquel momento, y no en otros lugares, porque, seguro, algo de la auténtica magia del lugar se les pegará...

Han tenido, además, la genial ocurrencia de cobrar por la entrada: el precio no es prohibitivo ni disuasorio -aunque, por un poco más, te dan un menú completo a cien metros- y, además, se te reembolsa cuando compras un libro... ¡Cuantos visitantes no habrán caído en la trampa, y saldrán con un libro en las manos, para aprovechar la oferta...! más de una vez he pensado en un sistema promocional ligeramente parecido: ingresar en una librería la nómina, a primeros de més, y que, a finales, me devolviesen el importe que no hubiese podido gastar en libros comprados y leídos... seguro que no estaría tan gordo como estoy...

Pero ni las maderas bellamente talladas ni los miles y miles de títulos en varios idiomas hacen una Librería; detrás de ella son imprescindibles seres humanos cultos, entregados, sacerdotes del Libro, que guíen tus pasos, te aconsejen, te encaminen hacia las fuentes de placer que tanto buscas... en mi República Ideal y Perfecta, empleados de bibliotecas y librerías serían la Casta Sacerdotal, la cumbre de la pirámide social, cuidadosamente seleccionados y formados, los únicos autorizados a vestir túnicas de seda y púrpura, estarían exentos de IRPF y se les debería ceder el asiento, obligatoriamente, en los transportes públicos... en Lello e Irmaos hay personas así, que te toman de la mano, escuchan tus preferencias, buscan con qué saciarlas, y, si no las encuentran, hablan por un pinganillo y se comunican con compañeros que les ayudan...



Tampoco estamos muy aventureros: de acuerdo con nuestro mentor, apostamos por lo seguro: António Lobo Antunes: Blanca se lleva una traducción al Español de "Sobre los ríos que van", y yo me atrevo con un bellísimo ejemplar de su última obra, en su idioma: "Até que as pedras se tornen mais leves que a Água", editada impecablemente, por cierto, por "Don Quixote", la magia de las lenguas hermanas peninsulares, tan próximas y, al mismo tiempo, tan distintas... hasta la bolsa de papel en que nos las entregan es bonita... cuando estamos a punto de salir, un título me salta a la vista: "A máquina de fazer espanhóis", de valter hugo mae, tal y como él lo escribe, aunque con una vírgula como la de la ñ sobre la "a", a ver dónde encuentro yo eso en el teclado del mac... ¿Cómo resistirme...? No lo hago, y vuelvo a pasar por caja, esperando desentrañar los secretos de la existencia de dicha máquina y, si es preciso, iniciar una suscripción popular para comprar la patente...



miércoles, 7 de febrero de 2018

¡Nos rendimos...!

Cuando uno ha perdido, forzoso es reconocerlo, y obrar en consecuencia...





Está bien; ha ganado... nos rendimos... ese no se baja del burro ni muerto, luego diréis de los aragoneses... ha ganado, y punto: por constante, por pesado, por lo que queráis... le ha ayudado la buena gente, la que reacciona ante la injusticia, aunque no sea injusta, pero a ellos se lo parece... ahí está, ha ganado...

Por favor: decidle que sí a todo, si no, no va a haber manera: ¿Presidente Legítimo...? por supuesto... incluso perpetuo, si quiere, cuando uno es legítimo, ya lo es de por vida... único y legítimo; prometedle que, cada día lectivo, a primera hora, todos los escolares de Cataluña, en sus escuelas, barracones, chozas, tiendas de campaña... mirarán hacia el cielo, con la mano sobre el corazón, y gritarán a pulmón batiente: "No hi ha més President que Puigdemont...!", a lo cual contestará el interino, sustituto o lo que sea: "¡Desconfíe de las imitaciones...!: que los Monjes de Montserrat lo coronen en Santa Gúdula -me lo aprendí de la boda de Fabiola, qué viejo empiezo a ser...-, y que los escolanets canten en su honor el Virolai, que no es el agur jaunak, pero para el caso ya vale...

Si hay que cambiar la ley, se cambia; con la Mesa del Parlament que os habéis montado y la mayoría, podéis hacer lo que os salga del ciruelo, que para eso sirven las mayorías parlamentarias democráticas, ya lo sabéis... o si no la cambiáis, tampoco pasa nada, ya hemos visto el caso que hacéis a las leyes... la Arrimadas, que diga misa, como la dirá en Castellà, sólo se enterarán los desarraigados y los de Cornellà, y con esos ya no contáis... y el Coscu ya no está... para que no se sienta solo ahí arriba, le montáis un Consell de la República, un Consell Suprem de la República, un Consell Suprem de la Suprema República, un Consell Suprem Nacional de la Suprema República... por eso no vamos a discutir... una Asamblea de Electos tampoco estaría mal, no es tanto gasto subir varios cientos de alcaldes a Bruselas... ya no vuela Virgin, pero Ryanair está bien de precio: como sólo irán con la vara, si os ponéis de acuerdo con ellos, os la dejarán llevar en cabina y no tendréis que pagar suplemento... luego las chocolatinas Leonidas del dutyfree ya las podrán subir gratis... decidles que se porten bien, que no monten mucho barullo, los bruselenses ya están acostumbrados a esos follones, tienen cada día agricultores tirando leche y pipí de tocino en las puertas de la Comisión...

Pagadle la Casa: no me refiero al chaletito; quiero decir una Casa Presidencial; Secretarios, secretarias, Jefe de Gabinete, Jefe de Prensa, escoltas, chóferes... es una pena no poder crear una Guardia Presidencial como Dios manda, con sus uniformes de gala y de trapillo, sus relevos... podríais negociarlo con el alcalde del pueblo ese, si le convencéis de que puede ser una atracción turística... cada mediodía, a las 12 en punto, relevo de la Guardia, con la Cobla Presidencial tocando airosas sardanas... estudiad el tema...

Y los que quedéis... montad una Gestora, una Humilde Gestora, una Humilde Gestora del Día a Día... y empezad a hacer, de una p... vez, aquello para lo que cobráis, y no poco... ya sé que hacer funcionar una Autonomía de mierda no "fa trempar", bien lo sé, lo he hecho durante años -gestionar, quiero decir...-... queda muy por debajo de vuestras calificaciones, ya no digamos de vuestros méritos... pero las cosas son así, alguien debe ocuparse de tonterías como la pobreza, la desigualdad, el desempleo y la precariedad, el pavoroso coste de la vivienda, la falta de política industrial, el lento desmoronamiento del sistema sanitario,  la situación del sistema educativo, un modelo de éxito que no consigue que muchos de sus clientes acaben sus estudios con una mínima cualificación... ya sé que esas minucias nunca llegarán a compararse a la plasmación terrenal de la Voluntad de un Pueblo, pero...

¿Que será difícil mantener esa bicefalia...? Para nada, hacedme caso, ahora que no nos oye nadie... para vosotros, muchísimo mejor: ya lo reconocía así la sabiduría popular del vecino país, cuando decía "Del amo y del mulo, cuanto más lejos, más seguro...", aludiendo al comportamiento errático y frecuentemente violento de ambas especies animales... desde su exilio dorado, el Legítimo y su Consejo irán perdiendo contacto con la realidad, sus directrices políticas serán cada vez más teóricas, más inaplicables, y los operativos iréis adoptando la sabia práctica de los Virreyes de Indias, cuando recibían las lejanas órdenes del Rey, allá en la vieja península, a días y días de navegación: "Se acata, pero no se cumple", diréis... y el Legítimo se irá transformando, poco a poco, en una leyenda, una sombra de sí mismo, que vagará, sin gran cosa que hacer, por los cafés de Bruselas, acercándose a las mesas donde escuche hablar en Catalán, para rebañar unas migajas de reconocimiento y, todo hay que decirlo, gorrear algún capuccino, que está todo muy caro y, poco a poco, le iréis cerrando el grifo, es ley de vida...