miércoles, 6 de abril de 2016

Espiello 2016




El Viernes empieza la decimocuarta edición de Espiello, Festival Internacional del Documental Etnográfico de Sobrarbe: dedicada muy especialmente a mis compañeros voluntarios...





Sobrarbe es una tierra extraña, de contrastes, apasionante: como todas, o casi todas, a poco que te acerques y rasques bajo su superficie: solemos decir que, los de mi edad, hemos vivido la transición de una sociedad agraria y tradicional a algo completamente distinto, que hemos visto desaparecer cosas que estaban ahí desde siempre, y hemos visto nacer cosas nuevas… no ignoro que mi generación formamos una débil capa, una especie de costra de nata sobrenadando el mar burbujeante de jóvenes que integran buena parte de la población mundial, pero eso mismo que decimos pueden decirlo todos mis contemporáneos, en cientos, miles de idiomas distintos, algunos en boca de sus últimos hablantes.

En cualquier caso, Sobrarbe fue, durante años, destino soñado del Viajero, aquel ser todo curiosidad, todo entusiasmo ante lo Diferente, que luego fue especializándose: geógrafo, geólogo, biólogo, antropólogo… buscaban en sus tierras y sus gentes lo Auténtico, lo Originario… no les faltaba razón, pero si, seguramente, información: Sobrarbe, como todo lugar de paso -como todo lugar; todos son de paso- conoció siempre el peregrinar del Hombre sobre la Tierra; tras cruzar por sus pedregales, sus puertos inhóspitos, bajo sus árboles acogedores y junto al agua fresca de sus ríos, descansaron por un momento  -por el breve momento de sus vidas- Iberos y Celtas, Romanos, Musulmanes y Judíos…subían ferreros, bajaban navateros, pasaban franceses huyendo de Francia, se cruzaban con españoles huyendo de España… subían curas,  muchos curas; bajaban curas, muchos curas; subían carabineros y maestros, bajaban taxistas… subían catalanes a hacer la mili; bajaban sobrarbenses, como funambulistas, caminando por los cables eléctricos, siguiendo el camino de los voltios, hacia Barcelona o San Sebastián… y, mientras tanto, pastores iban y venían, con noticias, costumbres, cantos, historias… en su zurrón, junto al mendrugo, el cacho de queso y la navajeta…

Poblamos, malpoblamos, pocopoblamos Sobrarbe gentes muy distintas: algunos -pocos- nunca se movieron: a otros nos fue de un pelo perdernos, pero nos autorescatamos a tiempo; otros, muchos otros, echaron un día a andar, y no pararon hasta aquí; y aquí siguen, mientras quieran, mientras puedan… Don Antonio Cánovas del Castillo, cínico como toda persona inteligente y conservadora, decía que era Español aquel que no podía ser otra cosa; eso no rige en Sobrarbe; todo el que está aquí ha podido ser otra cosa, y muchas veces lo ha sido; si es Sobrarbense es, lisa y llanamente, porque le ha dado la gana, y mientras le dé por ahí… al igual que nuestro río Ara, nuestro orgullo, el último gran río vírgen de los Pirineos, Sobrarbe es un cauce eterno, reconocible a lo largo de los Tiempos… pero cada molécula de agua que arrastra es de su padre y de su madre.

No es de extrañar que, hace ya catorce años, un grupo de sobrarbenses -es decir, de personas que eran sobrarbenses en aquel momento, no necesariamente ni antes ni después- reflexionasen sobre qué construye una comunidad, de dónde nace, hacia dónde va, cuánto dura, en qué es original, en qué se parece a todas las demás… bajo los muros de la Casa de Cultura de Boltaña -esa arquitectura tan nuestra, tan reconocible para cualquier Sobrarbense, pero que no nace de ningún genio especial, de ninguna intuición original, sino del mero hecho de que aquí hay piedras y losas, y no otras cosas…- maduraron la idea -esa si, genial y propia- de devolver, de rebotar el interés recibido durante tantos años; desde una tierra paraíso de etnógrafos, de chamineras y cadieras, de brujas y encantarias, de abarcas, ovejas negras y piedras horadadas, de carlinas en las puertas… paseemos un espejo -un Espiello- sobre la vida de los demás. Un Espiello en el que los otros se vean, como los ven desde fuera, y aprendan a mirarse también cara a cara.

Y en eso estamos, tantos años después; cuando levantemos el telón, nos juntaremos allí comunidades muy diversas; están, por supuesto, los que hacen Espiello desde la Comarca de Sobrarbe, ese equipo humano, afortunados mortales,  que tiene el inmenso placer de trabajar en lo que les gusta... estamos los voluntarios, tan variados, tan variopintos como es Sobrarbe; debo ser de los que más abuelos sobrarbenses acumula, y no paso de dos; gente rara, que pasamos medio año preparándonos para Espiello, preparando Espiello, y medio año después recordándolo… Está un público que cada año  se amplía, se mantiene y, al mismo tiempo, se renueva… pocos faltan, y al que falta, se le echa a faltar… y están nuestros héroes: los creadores, los documentalistas, gente mucha veces jóven, alguna vez obstinadamente maduros, gente impulsada por la emoción de moverse, de conocer, de llegar a entender… nuestra Siñal d’Onor recae siempre en una personalidad consagrada, alguien que ha dejado atrás, que está dejando atrás una obra conocida y reconocida… pero junto a ellos levantarán su trofeo quienes están empezando, quienes seguirán su camino, ese camino que no lleva a la Fortuna, pero sí al Conocimiento, a la Sabiduría en el sentido más profundo, el que está más al alcance de todos, el que solo requiere curiosidad y esfuerzo…quizás quien tuvo una intuición, se acercó con curiosidad a algo, lo supo recoger y reflejar, y a lo mejor no volverá a acertar nunca más, la Vida lo llevará por otros caminos, hacia otras ilusiones…


El Viernes, cuando se haga el silencio y se apaguen las luces en nuestro Palacio de Congresos -otro milago sobrarbense, en una tierra tan parca en equipamientos-, reclinaos en vuestra butaca, y ved desfilar ante vosotros la Vida; en vuestros lugares familiares, de siempre, o en aquellos que nunca llegaréis a pisar; escuchad palabras siempre oídas, o leed en los subtítulos mensajes que os llegan desde muy lejos… asistid al espectáculo de cómo se organiza la Vida en la Tierra, de cómo los seres humanos tejemos nuestras relaciones, nos ayudamos unos a otros, nos engañamos, nos divertimos, nos  explotamos, nos rebotamos… de por qué somos tan distintos y, al mismo tiempo, somos, en todas partes y en todo momento, absolutamente reconocibles, absolutamente iguales…

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